Publicado: octubre 11, 2025, 11:00 am
El Día Internacional de la Niña fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 19 de diciembre de 2011, en la Resolución 66/170, donde establecieron que la conmemoración sería el 11 de octubre para reconocer sus derechos y dar a conocer los problemas a los que se enfrentan.
La Resolución invita a los integrantes de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, así como a la sociedad civil, a observar y crear conciencia sobre la situación de las niñas en el mundo.
Te puede interesar
Panorama de su educación en México
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que en México viven 17 millones 820,764 niñas, lo que representa casi el 13.7% del total de la población; de ellas, el 30.6% se encuentra en localidades rurales, el 58.4% es derechohabiente de algún sistema de salud y el 87.1% asiste a la escuela.
De acuerdo con el Banco Mundial, aunque la tasa bruta de matriculación secundaria para niñas en el país es alta, todavía no se traduce en la conclusión de sus estudios superiores.
La Unesco señala que, aunque mejoró la paridad en los primeros niveles de educación, las brechas persisten en los niveles superiores, especialmente con factores como la pobreza, el embarazo adolescente o las responsabilidades domésticas.
¿Cuáles son los principales retos?
Entre las principales problemáticas a las que se enfrentan las niñas en el país:
Violencia e inseguridad: La violencia contra niñas y adolescentes es una amenaza constante. En México, casos de abuso sexual, trata, desapariciones o feminicidios estremecen la realidad de muchas niñas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) señaló que invertir en salud, nutrición, educación de la pubertad y acceso a servicios adecuados es esencial para proteger a las menores.
Embarazo adolescente: Cientos de adolescentes enfrentan cada día embarazos no deseados. Organizaciones como Aids Healthcare Foundation (AHF) apuntan a que México está en un puesto preocupante respecto a las cifras de embarazo adolescente dentro de la OCDE; la maternidad temprana suele truncar la trayectoria educativa de las niñas, lo que limita su horizonte personal y profesional.
Trabajo infantil y labores domésticas no remuneradas: El trabajo infantil afecta las posibilidades educativas de muchas niñas; en el país hay millones de menores que realizan actividades económicas y una proporción significativa son mujeres. También hay un sesgo de género en las responsabilidades domésticas.
Acceso limitado a servicios de salud y educación sexual: El desconocimiento o tabú en materia de educación sexual integral afecta la salud y empoderamiento de niñas y adolescentes. Las barreras institucionales, la falta de infraestructura escolar adecuada (baños, agua, privacidad), y la ausencia o insuficiencia de productos para la higiene menstrual obstaculizan la permanencia escolar.
Desigualdades estructurales y roles tradicionales de género: Las normas sociales y los estereotipos de género limitan las oportunidades de las niñas que, si son indígenas, migrantes, con discapacidad o se encuentran en zonas rurales, sufren más esa limitante. ONU Mujeres observa que las mujeres mexicanas obtienen menos años formales de educación que los hombres: un 5.1% de mujeres no recibe educación formal, frente al 1.2% de los hombres.