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Cada 25 de enero se celebra el Día del Café Irlandés, una fecha que rinde homenaje a una de las bebidas más emblemáticas y reconfortantes del mundo. Este delicioso coctel, que combina café, whisky irlandés, azúcar y crema, ha trascendido el tiempo, convirtiéndose en un clásico de la cultura irlandesa y un referente global de las bebidas.
La historia del café irlandés comienza en la década de 1940, en el aeropuerto de Foynes, en el suroeste de Irlanda. Se cuenta que un grupo de pasajeros estadounidenses a bordo de un vuelo transatlántico se enfrentó a una noche especialmente fría y lluviosa. En respuesta a la necesidad de calentarse, el chef Joe Sheridan preparó una mezcla innovadora: café caliente, un toque de whisky irlandés y un toque de azúcar, cubierto con una capa de crema fresca. Cuando los pasajeros preguntaron si lo que estaban bebiendo era café brasileño, Sheridan respondió con humor: «No, es café irlandés». Así nació la receta que ganaría popularidad en todo el mundo.
Un toque irlandés en cada sorbo
El café irlandés es la bebida por excelencia para disfrutar de una conversación en buena compañía, especialmente en los días fríos. Su receta, sencilla pero poderosa, permite que se aprecien los sabores del café, equilibrados con la suavidad de la crema y la calidez del whisky, todo acompañado por el toque dulce del azúcar. En Irlanda, esta bebida no solo representa una tradición culinaria, sino una parte fundamental de su identidad nacional.