Publicado: febrero 8, 2025, 6:20 am
La violencia en Ecuador ha provocado una grave crisis del sector turÃstico. Los ingresos de turistas en 2024 disminuyeron un 12,6% respeto al año anterior y un 43,4% si se compara con 2019. Fueron 1.262.664 turistas, una diferencia menor de 163.850 viajeros que en 2023 y la mitad de los más de dos millones y medio que ingresaron en 2018, el año récord.
En los últimos cinco años el promedio de homicidios diarios ha pasado de 3 a 22, siendo el mes de enero de este año el más letal de la historia con una media de 25 diarios. En 2019 se produjeron 1.187 homicidios, en 2023, 8.004.
En el desplome ha influido también la caÃda en la oferta de las aerolÃneas con destino Ecuador y los cortes de luz de hasta catorce horas diarias de energÃa eléctrica durante casi tres meses durante el año pasado.
El único paÃs de la región que ha perdido turistas ha sido Ecuador. Las cifras del 2024 fueron inferiores a las de 2022, un año de transición tras dos años muy duros por culpa de la pandemia y sus rebrotes.
Casi medio millón de los turistas ingresados en el paÃs en 2024, un 38% del total, provenÃan de Estados Unidos, 180.677 de Colombia, 114.014 de España y 101.150 de Perú. PaÃses como Canadá, Chile, México, Argentina, Alemania, Panamá, Reino Unido, Italia y China aportaron cada uno entre 20.000 y 30.000 turistas.
El Banco Mundial identificó el turismo como uno de los principales motores para que mejorase la renta percápita de Ecuador. Pero en 2019 su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) fue de un 2,1% y en 2023 descendió a casi la mitad, un 1,2%. El turismo representa el 15% del PIB en paÃses como México, República Dominicana o Panamá.
Lo sorprendente es que la inseguridad no ha impedido que Colombia y México, originarios de los carteles de la droga que están destruyendo la convivencia en Ecuador, sigan atrayendo a los turistas.
Algunos expertos creen que también ha influido la falta de hoteles de gran calidad y carreteras y hospitales de más calidad, especialmente en la costa ecuatoriana. La mejora podrÃa llegar con la promoción de destinos seguros en Ecuador tal como ha hecho México con Cancún y Colombia con Cartagena de Indias.
En Ecuador la ocupación hotelera en 2024 presentó un promedio inferior al 35% y algunas provincias estuvieron por debajo del 30%. Incluso Galápagos, que es el lugar de Ecuador más conocido en el mundo, sufrió el año pasado un contracción del 26% en el ingreso de turistas.
Los Jugos de la Sucre es un tiendecita de sabrosos jugos naturales a un dólar (menos de euro), situada a unos metros de la Iglesia de la CompañÃa de Jesús, la mayor expresión del barroco quiteño, visitada por casi todos los turistas que llegan a la capital de Ecuador. Segundo Armas, el dueño de 77 años, lo tiene claro: «Se ha producido un gran descenso del turismo porque ha desaparecido la tranquilidad que tenÃamos antes«. «Hasta hace un par de años cerrábamos a las ocho de la tarde después de doce horas de jornada laboral. Ahora, lo hacemos a las cinco de la tarde para que mis trabajadoras puedan llegar a sus casas antes del anochecer», explica mientras un grupo de turistas se hace fotos delante de su negocio.
La vida desaparece al anochecer del centro histórico de Quito y es raro encontrar un local abierto después de las siete de la tarde. Los hoteles cierran las puertas con diferentes cerrojos y se sorprende cuando un cliente llega después de las nueve de la noche. «Cómo se atreve a estar en la calle tan tarde. Es muy peligroso», comenta la encargada de un hotelito céntrico.
Y Quito es el paraÃso si se compara con Guayaquil, una de las ciudades más violentas del mundo. Un representante gremial confesaba hace poco a El Comercio que «la vida nocturna de la ciudad costera se está apagando y apenas hay clientes en los restaurantes cuando antes los jueves, viernes y sábados solÃan estar llenos».
«Unos familiares llegaron de visita el otro dÃa de Guayaquil y no querÃan regresar a su ciudad porque decÃan que aquÃ, al menos, se puede pasear sin sentir una gran tensión a cada paso», comentaba MarÃa, una ama de casa mientras disfrutaba de un paseo con su marido en la plaza principal de Quito.
Durante décadas Ecuador fue «una isla de paz» donde se acudÃa a descansar después de algunas coberturas duras en paÃses limÃtrofes como Colombia y Perú, paÃses con brutales guerras civiles y economÃas descompuestas, en las dictaduras militares del Cono Sur o en las guerras centroamericanas.
El continente latinoamericano era un volcán de violencia mientras Ecuador garantizaba la tranquilidad y la estabilidad económica. Por supuesto que era visible la pobreza endémica que afectaba principalmente a los indÃgenas, pero no habÃa que estar todo el dÃa pendiente del próximo asesinato o coche bomba.
Y tampoco habÃa que ir tres veces al dÃa a cambiar dólares en el mercado paralelo porque la inflación duplicaba los precios cada trece dÃas como en Perú (7.649% en 1990) o los productos cambiaban de precios en los supermercados durante los minutos que pasaba entre echarlos en la cesta de la compra y pagarlos en la caja como en Bolivia (11.749% de inflación en 1985).
Igual que Santiago Zavala, apodado Zavalita, se lo preguntaba sobre su paÃs en el inicio de Conversación en la catedral, una de las grandes novelas del peruano Mario Vargas Llosa, aquà cabe preguntarse aquÃ: «¿En qué momento se jodió Ecuador?»