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Demi Moore y cuando los Oscar las prefieren jóvenes

Publicado: marzo 3, 2025, 5:15 am

Demi Moore podía haber protagonizado el gran momento de la 97 edición de los Premios Oscar, pero no son buenos tiempos para la justicia emocional.

Al final, Mikey Madison se alzó con el premio a mejor actriz por su magnífica interpretación en Anora, triunfadora de la noche. Y, de paso, el sufragio de la Academia de Cine de Hollywood daba la razón a la tesis de la película de Demi, La Sustancia.

La mujer va desapareciendo de la ficción a medida que va cumpliendo años. No siempre ha sido así, pero ahora da la sensación de que esta tendencia se va acrecentando en la industria norteamericana. Solo hay que ver estos Oscar donde la experiencia masculina fagocitó a la femenina. Ni siquiera Meryl Streep trabaja como antes.

Ellos pueden ser graciosos. Y son. Ellos pueden peinar canas. Y son. Pero ellas o lucen belleza. O no siempre serán. Pero qué es la belleza, el machirulismo la suele reducir a la lozanía de la juventud. Hemos visto a algún crítico de cine de renombre en nuestro país incluso despreciar una interpretación por no tener veinte años. Lo que ha empujado a las mujeres a una perversa necesidad de retoques estéticos para esconder la expresividad que otorga el paso de los años. Esa expresividad que no solo nos recuerda que seguimos vivos, sino que también que estamos vividos.

Por eso mismo, Demi hubiera dado probablemente el discurso más mediático de la noche con la belleza de la inteligencia fruto de la experiencia. Hace tiempo que dejó de ser el cuerpo sexy al que redujeron y ahora es una actriz con el trasfondo que deja huella más allá de estatuillas doradas de una gala que empieza a ser anacrónica. Los Oscar se modernizaron y hablaron el idioma de su tiempo con Ellen DeGeneres, pero el show (tal vez como Estados Unidos) se ha ido acartonando en los últimos años. Ya no hay selfies de fraternidad, ya no se piden pizzas en directo desde el patio de butacas, ya no hay osadías creativas. El artificio del glamour más estirado ha ganado. Y también los aplausos fingidos, esos en donde todos los nominados que pierden el Oscar ponen la misma sonrisa que no transmite sonrisa.

Misma sonrisa que Demi rompió pronunciando «Nice» al quedarse a las puertas del Oscar que se merecía como nunca. Ese «Nice» que se lee en sus labios al ver esfumarse un premio ha sido el mejor discurso de la noche, como descriptiva definición de la desilusión desde la cortesía a través de una palabra risueña que, a la vez, siempre suena descafeinada. Como definición de la previsibilidad de la hoguera de las vanidades de los actuales Oscar en donde ellas deben caber en el vestido de princesas, en donde ellas deben terminar saludando como una miss. Una miss de algodón de azúcar, claro. «Nice».

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