Publicado: mayo 30, 2025, 5:00 am
La actriz Yolanda Ramos ha explicado durante su paso por La Revuelta este jueves que, a sus 56 años de edad, ha recibido un diagnóstico de TDAH y por fin ha podido poner etiqueta a una parte de su vida que en el pasado le suponía recibir «insultos».
Se estima que uno de cada veinte y uno de cada diez niños en España convive con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). Pero, como ejemplifica el caso de Ramos, la condición no desaparece mágicamente con la edad, pero esto no es así y los más mayores se enfrentan a una seria de problemas específicos y únicos.
Según indica el portal de divulgación sobre salud y medicina Healthline, no debemos ignorar que sólo un profesional puede diagnosticar el TDAH, tanto a adultos como a niños. Para ello, se emplean varios tipos de test y evaluaciones, con el objetivo de establecer la problemática concreta que experimenta el paciente y el impacto que tiene en su día a día.
Varios tipos de TDAH
Específicamente, los síntomas centrales del TDAH son:
- Falta de atención.
- Impulsividad.
- Desregulación emocional.
- Hiperactividad.
Adicionalmente, el profesional deberá también determinar la severidad del cuadro y qué tipo de TDAH padece el paciente, en función de cuáles sean los síntomas predominantes:
- Presentación predominantemente inatenta: a veces conocida simplemente como TDA. Las personas con esta forma del trastorno tienen especial dificultad para organizarse y completar tareas.
- Presentación hiperactiva-impulsiva: tienen dificultad para mantenerse calmados y controlar los impulsos. Es típico que hablen cuando no deben, y que tengan dificultad para escuchar instrucciones.
- Presentación combinada: como su nombre indica, tiene características de las otras dos presentaciones.
Diferencias entre niños y adultos
La dificultad del diagnóstico en adultos reside en que muchas personas con TDAH aprenden a ‘enmascarar’ estos síntomas a lo largo de su vida: desarrollan estrategias que ocultan o compensan algunos de los signos de manera que sean menos aparentes y permitan el correcto funcionamiento social o laboral.
Por eso, el diagnóstico del TDAH en los adultos suele seguir un proceso diferente al de los niños, incluyendo tácticas como:
- Una revisión del historial. El profesional se interesa por la conducta pasada, a veces incluso hablando con un progenitor. Resultan relevantes cuestiones como las notas en el colegio, comentarios de los profesores a los padres, la organización del paciente, dificultades con los deberes, tendencia a extraviar objetos, desorden en la habitación, problemas de comportamiento en el colegio o actividad frenética y abundante.
- Análisis de dificultades y retos actuales, como el desempeño laboral o académico, las rutinas diarias, problemas relacionales, problemas con las responsabilidades… En este paso, puede ser interesante consultar con personas cercanas al paciente.
- Uso de escalas normalizadas de conducta. Se trata de una herramienta que enumera conductas comunes en personas con TDAH, y se establece en base a cuestionarios rellenados por el paciente o personas cercanas. Permite hacerse una idea de la intensidad del posible trastorno.
- Descarte de otras condiciones de salud mental, como discapacidad del aprendizaje o trastornos del estado de ánimo, cuyos síntomas podrían confundirse con los del TDAH en adultos.
- Descarte de condiciones fisiológicas, como epilepsia o problemas de tiroides, que pueden causar síntomas similares a los del TDAH en los adultos.
Signos comunes en los mayores
En conjunto, algunas conductas en los adultos que podrían hacernos sospechar de un posible TDAH son:
- Pérdida o abandono frecuente de trabajos.
- Desempeño inconsistente en el trabajo o los estudios.
- Historial de problemas en el trabajo o el colegio.
- Dificultad para gestionar o completar las tareas diarias.
- Dificultad para mantener las cosas ordenadas.
- Olvidar pagar facturas.
- Problemas con la gestión del tiempo.
- Olvidar citas frecuentemente.
- Reacciones emocionales intensas a cosas aparentemente de poca importancia.
- Síntomas constantes de estrés o preocupación originados por dificultades con las tareas diarias.
- Sentimientos constantes de frustración por no lograr cumplir metas o completar tareas.
- Problemas relacionales como consecuencia de desorden u olvidos frecuentes.
Hay signos del TDAH que dependen del tipo del trastorno. Así, en la presentación predominantemente inatenta, los adultos podrían:
- Perder cosas con frecuencia.
- Tener problemas para organizarse en el día a día.
- Tener dificultades para prestar atención a los detalles o seguir instrucciones.
- Tener problemas para mantener la atención durante períodos largos de tiempo.
- Distraerse fácilmente.
- Evitar tareas que requieren de atención sostenida.
- Tener problemas para escuchar.
- Ser olvidadizo.
En cambio, en la predominantemente impulsiva o hiperactiva, es más común:
- Ser incapaz de sentarse sin hacer aspavientos, tics o movimientos compulsivos.
- Tener dificultad con actividades tranquilas.
- Hablar constantemente o tener dificultades para mantenerse en silencio.
- Sentirse extremadamente inquieto.
- Tener problemas para estar sentado durante largos períodos de tiempo.
- Interrumpir a otros a menudo.
- Tener problemas para hacer colas.
Estos síntomas deben ser persistentes y constantes a lo largo del tiempo; si se presentan de manera ocasional, no se considera que estos signos indiquen la presencia de TDAH.
¿Qué pasa tras el diagnóstico?
Al recibir un diagnóstico de TDAH, el profesional debería ofrecer diferentes estrategias para manejar los síntomas, con la meta última de mejorar la calidad de vida y disminuir el estrés provocado por la condición.
El tratamiento podría variar en función de la severidad de los síntomas y su impacto en la vida diaria, junto con otras patologías que podríamos padecer y con las metas específicas de cada persona.
La medicación es una de las muchas estrategias posibles y no está indicada en todos los casos. Otros enfoques incluyen la psicoterapia o los cambios en el estilo de vida, incluyendo modificaciones de la dieta o la práctica de ejercicio físico de manera habitual.
En último término, debemos recordar que aunque solemos pensar en el TDAH como un problema que afecta principalmente a los niños durante la etapa escolar, sus consecuencias y síntomas pueden persistir en la edad adulta y tener un impacto muy significativo sobre la calidad de vida de las personas más mayores. Merece la pena, pues, acudir a buscar un diagnóstico si experimentamos dificultades y recibir asesoramiento y tratamiento de acuerdo con nuestras necesidades personales.
Referencias
SEPEAP (2018) Prevalencia de síntomas en los niños españoles con trastorno por déficit de atención / hiperactividad. Consultado online en https://sepeap.org/prevalencia-de-sintomas-en-los-ninos-espanoles-con-trastorno-por-deficit-de-atencion-hiperactividad/ el 30 de junio de 2025.
Sandra Silva. Can You Receive an ADHD Diagnosis as an Adult? Healthline (2024). Consultado online en https://www.healthline.com/health/adhd/how-to-get-diagnosed-with-adhd el 30 de junio de 2025.
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