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¿Van en serio los aranceles? Donald Trump amenazó con poner una carga tarifaria de 5% a las exportaciones mexicanas el 31 de mayo de 2019 y no la aplicó. No lo hizo, nos enteramos después, porque consiguió que el gobierno de México movilizara a cerca de 30,000 elementos de la Guardia Nacional para atender una crisis migratoria que ocurría de un modo en territorio mexicano y de otra forma en los medios estadounidenses.
La amenaza de Trump entonces duró apenas una semana. El 7 de junio de 2019, el presidente anunciaba que no habría aranceles. El magnate se atribuyó todo el mérito de la resolución de la Gran Crisis y pasó a otros temas, con la ayuda de la cadena Fox, Breitbart News y las redes sociales.
Esta anécdota sirve para alimentar el optimismo de algunos que piensan que en 2025 se repetirá el guion y no habrá aranceles. Ya vimos esa película, dicen; Trump es un pragmatico, ya lo conocemos y sabemos cómo lidiar con él: usa los aranceles como carta de negociación.
Principios de junio de 2019. Ese momento fue uno de los más complicados de la relación bilateral en el sexenio pasado. La recupera la aseguradora holandesa ING en una nota de análisis para sus clientes. Con Trump hay que tomar en cuenta los hechos y no las palabras, recomienda. Suena bien la recomendación de estos expertos, pero no es tan fácil hacer la tarea con un demagogo. En tiempos donde el relato moldea la realidad. ¿Dónde terminan las palabras y empieza los hechos?
Realidad, relato; hechos, palabras. Expectativas, temores, intereses. Es todo un reto entender cómo será el segundo periodo de Trump en la Presidencia. El primer día estuvo lleno de símbolos: los millonarios tecnológicos en el besamos; la invitación deferente hacia los presidentes de la derecha latinoamericana; el saludo fascista de Elon Musk; el baile del octagenario presidente al ritmo de Village People… La nieve cayendo en Washington, DC, como si la naturaleza gritara esto no es Juego de Tronos, pero “El Invierno se acerca”.
Trump firmó 41 órdenes ejecutivas y retomó varios de los temas que había mencionado en la campaña. Uno de ellos fue el de los aranceles contra México y Canadá. Dijo que serían 25%, más altos que hace seis años. Estamos ante la repetición del incidente de mayo del 2019 y ¿podremos lidiar con este bluff? Para encontrar una respuesta a la altura, valdría la pena incluir un par de preguntas complementarias: ¿es Trump 2.0 igual que el que gobernó entre 2017 y 2021? ¿Hay cambios significativos en sus objetivos y estrategias?
Trump no es el mismo; tampoco su país ni el mundo. Muchas cosas cambiaron. México fue uno de los grandes ganadores del conflicto entre Estados Unidos y China. Muchas cosas han cambiado, pero la economía sigue obedeciendo a las leyes de la gravedad. Los aranceles contra sus vecinos y mayores socios comerciales son absurdos porque producirán inflación, frenarán la economía y le harán imposible al Tío Sam competir con China.
La aplicación de tarifas es absurda, pero tiene lógica cuando vemos las cosas a través de otro cristal: Trump es un proteccionista. Entiende que el libre comercio generó mucha riqueza, pero también produjo desempleo en las antiguas regiones industriales de su país. No ve en México y Canadá a dos socios, sino a un par de competidores. Quiere que Estados Unidos se reindustrialice. Tiene un presupuesto público que es mayor que el PIB de México. Cree que puede compensar los efectos nocivos de los aranceles con reducciones de impuestos y subsidios a empresas y consumidores.
En el caso de México, Trump cree que ha sido un error tratar la agenda comercial/económica como algo que no se debe «contaminar» con los asuntos de migración y seguridad. Le gustan los aranceles porque refuerzan la narrativa de nosotros contra ustedes. No es Biden, no quiere parecerse a él. No tiene un lugar para México en el Make America Great Again. Sabe que los aranceles son una apuesta de alto riesgo, pero es un tomador de riesgos que disfruta con los shots de adrenalina. Tiene la cabeza llena de pensamientos mágicos. Por eso, no hay que descartar nada. Si se aplican las tarifas le costarían a México un punto del PIB, según Moody’s. Si dejan de ser un bluff y se aplican, costarían más porque dañarían el T-MEC, el mayor activo de la. economía mexicana. El primero de febrero está cerca. “The winter is coming”.
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