Publicado: mayo 24, 2025, 1:30 pm
«Es verdad que tengo que pedirle perdón porque le dije tonto y eso fue inapropiado», afirmó, «pero la falta de respeto que ha tenido él durante tanto tiempo… Es que estoy hablando yo y él está haciendo el bobo. Y ya me canso». Con esas palabras, Damián Quintero daba sus particulares disculpas a Montoya en la actual edición de Supervivientes, donde ambos han tenido sus más y sus menos. La sorpresa de su participación en el reality de Telecinco, sin embargo, casa a la perfección con la nueva imagen que el karateca está formándose entre el público, una que viene predispuesta por una necesidad de reconducir su vida tras el deporte.
Por supuesto, también entra en juego una competitividad sana que prácticamente lleva en la sangre. Nacido en Buenos Aires, Quintero conoció las virtudes del kárate muy joven, una vez su familia se había trasladado a vivir a Torremolinos, en Málaga, donde comenzó a asistir a las clases de un pequeño gimnasio, el Club Goju-Ryu, que hoy por hoy es uno de los más laureados de España, entre otras cosas por su estadía entre sus muros.
Y es que sus buenas condiciones hicieron que rápidamente comenzase a descollar en diferentes campeonatos no solo nacionales, sino también en Europa y, por último, en el mundo, siendo la gran consagración de una espectacular carrera y un no menos impresionante palmarés la medalla de plata obtenida en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. «Han sido años muy duros. No sabemos cuándo volveremos», explicó para TVE, añadiendo que solo por haber participado, y más allá de lo que había conseguido, se consideraba «un privilegiado».
No era para menos. Inmediatamente después de la cita en el país del Sol Naciente se sabía ya que su disciplina dejaba de ser olímpica, por lo que era menester que comenzase a reinventarse, intentando en el camino no abandonar el deporte, pero sí mostrar su polivalencia en otras áreas, dando valor por ejemplo a que es un hombre con estudios de Ingeniería Aeronáutica por la Universidad Politécnica de Madrid, de la que se graduó en 2011, añadiendo a su CV el haber completado, justo un año después, un máster especializado en Materiales Compuestos en la Aeronáutica.
Por todo ello no es sino comprensible su reconversión en un habitual de la pequeña pantalla. No es solo que haya acudido como invitado a La resistencia o El Hormiguero —donde tuvo un pequeño momento de tensión con Juan del Val— sino que también ha participado en otros formatos como Pasapalabra, Desnudos por la vida o el actual espacio de Mediaset en Cayos Cochinos. Y todo ello teniendo, como en sus inicios, que compaginar «estudios y trabajo con entrenamientos».
En una entrevista concedida el año pasado a Men’s Health ya dejó claro que «el impulso y visibilidad» que había conseguido gracias a los JJOO habían «desaparecido». «Y cuanto más tiempo pasa, peor. A mí me está ocurriendo: los sponsors buscan deportistas olímpicos. Y es lógico. Y eso que yo estoy bien, que me mantengo [en forma], pero veo lo que viene por detrás y lo tienen muy fastidiado», declaró. Pero no competir a nivel olímpico no significa que se haya dejado ir. Máxime ante su participación en Supervivientes.
Quintero ha ganado cuatro kilos de masa muscular para continuar al más alto nivel y se ha centrado en una transformación corporal imponente que no sea óbice para seguir compitiendo. «Cambié el equipo entero: entrenador, preparador físico… Y bueno, la diferencia gorda está en el físico. La velocidad se va perdiendo, pero he ganado músculo y necesito más fuerza. Me veo más veterano», puntualizó, antes de hablar de lo que sin lugar a dudas está por delante en su vida: la retirada.
A sus casi 41 años —los cumple recién empezado julio—, sabe que toca mirar nuevos horizontes y, aunque reconoce que le gusta «la moda la televisión, las inversiones», hay dos pilares sobre los que está intentando cimentar su porvenir. Por un lado, Huakai Signature, su propia ruta de viajes relacionada con la disciplina marcial a la que ha dedicado su vida. «Vamos a visitar sitios emblemáticos relacionados con el kárate. Iremos a la isla de Okinawa donde se creó, mucha historia samurái… No va a ser un viaje al uso de tiendas y palacetes, sino más cultural, relacionado con mi deporte. Y sí, haremos una clase de kárate allí todos juntos», explicó.
Y, por el otro, las redes sociales. Su metamorfosis en influencer se vio obviamente estimulada por su participación en Japón, donde de hecho las redes sociales se volvieron una locura, pues enamoró al país, que le convirtió en todo un sex symbol. Tras ello, y gracias a dedicar su Instagram y su TikTok a mostrar su día a día entrenando y como deportista profesional ha superado en ambas los 315.000 seguidores. Y sin dejar de lado la familia.
Porque ese es, sin duda, el centro de su vida. Se dio el «Sí, quiero» con su esposa, Casandra Busto, en una ceremonia en Gijón en 2019, si bien ambos residen en Madrid. Ella siempre se ha mostrado más que orgullosa de su marido y desde hace unos meses, además, comparten paternidad. «¡Bienvenida a casa, Catalina! No hay nada en el mundo que pueda igualar la felicidad tan inmensa que sentimos de tenerte con nosotros. Te amamos con locura. Y tú, cariño, eres la mejor. Si antes ya te idolatraba como la mujer que eres, después de lo vivido estos días, más aún. Tengo una familia maravillosa», escribió Damián después del nacimiento de su primogénita, dedicando varias publicaciones tanto a la pequeña como a su mujer.
