Publicado: junio 9, 2025, 12:30 am
Hace bastante tiempo que no había noticias sobre la situación que se está viviendo en Cuba 66 años después de una revolución que empezó contra una dictadura para terminar en otra, bien es verdad que de signo opuesto. Parecía que los ciudadanos de a pie habían entrado en una etapa conformista, de descontento social con las ya habituales penurias en el vivir cotidiano, y sin ningún atisbo de protestas, siempre aplastadas sin contemplación.
En tan largo espacio de tiempo, las incidencias se han resuelto aumentando el número de detenidos y en ningún caso con reformas que calmen los ánimos y restablezcan la normalidad revolucionaria que el Gobierno comunista se empeña en mantener con su anacronismo y fracaso de objetivos. No deja de ser curioso que un régimen que accedió al poder como respuesta a una situación dominada por la corrupción, la represión y la falta de libertades se obstine en reproducir estos métodos sólo que limitando la huida de los que los sufren.
Estos días llegan informaciones sobre problemas graves en las universidades, especialmente en la Tecnológica de la Habana, pero no de forma directa contra el régimen, cuyo poder ha pasado de los hermanos Castro a Miguel Díaz-Canel, un político discreto, aunque activo cuando se trata de frenar cualquier intento de discrepancia y no digamos de rebelión. En esta ocasión lo que mueve a los estudiantes, que ya es sabido que con ellos suelen empezar los finales de los sistemas autoritarios, son argumentos económicos.
Concretamente la protesta es contra los aumentos de precios de los sistemas de telecomunicaciones, empezando por internet o el teléfono. El Gobierno, que de presupuesto tampoco anda sobrado, sostiene que los costes de estos servicios han aumentado, pero también aprovecha para restringir las facilidades para los estudiantes, quienes ya no comparten las ideas importadas en los años 60 y 70 del pasado siglo del modelo soviético. En varias aulas los alumnos se han declarado en huelga y su actitud de protesta es secundada por los claustros de profesores.
Se trata de una reivindicación pacífica, al menos de momento. Pero eso no ha sido impedimento para que algunos de los líderes de la protesta ya hayan sido detenidos. El presidente Díaz-Canel intervino de forma pacífica, sin mayores amenazas, intentando calmar los ánimos y, por supuesto, como es habitual, acusando a agentes de los Estados Unidos. El fin de semana mantiene la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir este lunes. En las universidades del mundo libre, estas protestas y reivindicaciones son frecuentes, pero tratándose de Cuba, cobran especial importancia.