Publicado: julio 30, 2025, 10:00 am
El segundo semestre del año ya está en marcha, y con él una tendencia marcada en la complejidad que viven las empresas y el entorno social, además de un panorama que ha redefinido la forma de hacer negocios.
En este contexto hay cinco tendencias que no se deben perder de vista:
- La revolución de la IA, que pasó de ser una herramienta a un potenciador de los procesos en las empresas.
- La consolidación de ESG como un elemento estratégico, alcanzando 33.9 billones de dólares de inversión proyectada para 2026, de acuerdo con el estudio de PwC.
- La normalización definitiva del trabajo híbrido con seis de cada 10 colaboradores prefiriendo esta modalidad y cuatro de cada 10 trabajos ofreciendo flexibilidad remota según Gallup en su reporte de Hybrid Work.
- La aceleración de la hiperautomatización, con el 95% de empresas enfrentando el desafío de transformar datos no estructurados en información accionable de acuerdo con Forbes.
- El crecimiento de riesgos geopolíticos y cibernéticos que demandan cadenas de suministro más resilientes y estrategias de seguridad robustas.
Estas tendencias requieren un nuevo tipo de liderazgo que combine visión estratégica, agilidad tecnológica, conciencia sostenible y capacidad de conectar equipos distribuidos globalmente, posicionando a los líderes como arquitectos de un futuro empresarial más inteligente, sostenible y humano.
Lo anterior implica que también para los equipos de trabajo, las cosas están cambiando, por lo que se empiezan a perfilar claramente las competencias que se requieren para enfrentar el futuro y preparar a las empresas para lograr resultados en un ambiente cada vez más complejo.
Ante este contexto, hay cuatro habilidades básicas para enfrentar el futuro:
» 1. Saber hacer las preguntas correctas (pensamiento analítico)
El surgimiento de la AI nos abre posibilidades increíbles de llevar el análisis y la estrategia a otro nivel. Por esta razón, las organizaciones están integrando fuerzas de trabajo hibridas, que combinan la inteligencia humana con la artificial.
Es decir, hoy tenemos el desafío y la oportunidad de aprovechar lo mejor de los dos mundos, pues el trabajo se puede potenciar usando la base de conocimiento que la inteligencia artificial generativa pone a disposición de las personas, sin embargo, el reto está en ser capaces de plantear correctamente las preguntas.
Por esto, la experiencia de las personas, su capacidad de comprender el objetivo estratégico detrás de la masa de datos y la visión de impacto (el para que hacemos las cosas) juegan un papel clave como habilidades que se deben acelerar en individuos y equipos.
» 2. Poder adaptarse de forma ágil y fluida (cambio y flexibilidad)
Cambios en todo el planeta están impactando los comportamientos de los mercados. Consumidores con mayor acceso a productos y servicios a nivel global imponen nuevas exigencias a las organizaciones, que deben anticiparse y adaptar su oferta de valor.
Ya no es solo una tarea de gestión de cambio, ahora las empresas necesitan desarrollar “el gusto” por cambiar, es decir, la capacidad de cambio necesita ser parte de la mentalidad con la que las personas se integran a los equipos.
En este contexto, la cultura se vuelve una palanca poderosa que, impulsada de la forma correcta, logra que los lideres desarrollen ambientes en los cuales la innovación y la adopción de nuevas formas de trabajar sean naturales y agradables para los equipos.
Moverse de lugar, mercado, solución o sector de forma rápida y confortable es ya una capacidad fundamental de las organizaciones.
» 3. Lograr el máximo potencial (curiosidad y aprendizaje)
Preguntarse constantemente por nuevas formas de lograr los resultados, pensar en nuevas soluciones para el cliente, transformar la cultura y forma de trabajar, es ahora cuestión de supervivencia empresarial.
La pregunta constante está centrada en qué podemos hacer para lograr el máximo de cada solución, cómo llevar al cliente una experiencia diferente, dónde está la ventaja competitiva y, sobre todo, cómo conectamos con el propósito de las personas de la organización.
Este enfoque implica una mentalidad de aprendiz constante, donde los paradigmas son solo otra oportunidad de encontrar nuevos caminos. Esto implica que los equipos deben lograr una comunicación y colaboración tan efectiva que les permita adoptar rápidamente nuevas formas de hacer las cosas.
» 4. Generar una conexión personal profunda (escucha empática)
Para que realmente el cambio sea sostenible y se puedan desarrollar las competencias mencionadas en los puntos anteriores, se requiere una conexión genuina entre las personas, donde la confianza sea el eje de la relación, de forma tal que el error derivado de experimentar nuevas formas de trabajar sea una palanca para el crecimiento de los equipos.
Esta competencia es la más importante, no solo en los lideres, sino en los miembros de los equipos. Hoy más que nunca se requieren ambientes con seguridad psicológica donde las personas puedan encontrar razones verdaderas para pertenecer y así desafiarse a buscar resultados mejores con esquemas diferentes.
Los próximos años estarán enmarcados en la capacidad de las organizaciones de armonizar el trabajo humano y artificial, venciendo los miedos de unos y las limitaciones de otros, por lo que seguramente las personas serán el centro de la transformación y el liderazgo la ventaja competitiva de las empresas que triunfen.