Publicado: mayo 8, 2025, 9:30 pm
El cónclave que elige a un sucesor al papa Francisco comenzaba este 7 de mayo a las 16.30 h con la entrada y clausura de los 133 cardenales electores en la Capilla Sixtina del Vaticano. Vestidos con sus paramentos rojos, todos ellos salen de la Capilla Paolina, tras la fumata blanca, cantando las letanías, para dirigirse en procesión a la Capilla Sixtina, donde entonarán el cántico ‘Vieni Creator’ y pronunciarán el juramento.
Tras cuatro votaciones, la fumata blanca que ha aparecido a las 18:07 h del 8 de mayo anuncia la llegada de un nuevo capítulo en la presidencia de la Santa Sede. Pero, ¿cómo podría llamarse el nuevo pontífice?
El cambio de nombre: una tradición ancestral
La costumbre de cambiar el nombre tras asumir este cargo se remonta al siglo VI. Fue el papa Juan II el primero en empezar con esta tradición. Su nombre de nacimiento era Mercurio, pero no se consideraba apropiado para el líder de la Iglesia, por lo que tomó la decisión de ponerse Juan II.
El siguiente papa en cambiar su nombre fue Pedro Canepanova en el siglo X, quien se convirtió en Juan XIV para evitar ser llamado Pedro II. A partir de entonces, tomar un nombre diferente se convirtió en una práctica común para los papas una vez que habían sido elegidos. En este contexto, cabe destacar que según la creencia cristiana, Dios cambia el nombre de las personas a las que le da una misión en la Biblia.
Por su parte, el papa Francisco eligió su nombre papal para honrar a San Francisco de Asís, con su amor por la paz y la naturaleza, así como su cuidado por los pobres y su enfoque en la cooperación entre diferentes sectores de la iglesia.
Los nombres más populares para los Papas
A lo largo de la historia, ha habido más de 260 Papas, y muchos de ellos han optado por nombrarse en honor a papas anteriores, santos importantes o figuras bíblicas. Este patrón refleja continuidad, devoción y, a veces, una declaración de intenciones.
Así, durante la Edad Media, dominaban nombres como Gregorio, Inocencio y Clemente, marcando autoridad doctrinal y reformas eclesiásticas, mientras que en el Renacimiento eran más comunes, Pío y Paulo, reflejando la lucha contra la Reforma protestante.
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Históricamente, Juan es el nombre más popular, con 23 papas que lo adoptaron, aunque, de forma un tanto confusa, el último papa que adoptó ese nombre fue Juan XXIII, después de que los historiadores equivocaran accidentalmente la numeración de los papas después de Juan XIV.
Asimismo, Gregorio y Benedicto también son nombres pontificios populares con 16 usos, mientras que Inocencio y León se acercan con 13 usos cada uno. (Benedicto X fue declarado antipapa y expulsado del trono papal, de ahí la discrepancia en la numeración para los Benedicto posteriores).
El nombre del nuevo Papa se anuncia públicamente desde el balcón central de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en una fórmula tradicional en latín conocida como el «Habemus Papam». Este anuncio va seguido de la primera aparición del nuevo Papa, con su bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo).