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Construyendo problemas con dinero ajeno

Publicado: marzo 11, 2025, 8:00 am

Dinero contra realidad

En repetidas ocasiones hemos señalado en este espacio que una de las funciones principales del gobierno es garantizar un piso parejo en la competencia de mercado, aplicando las leyes y normas que regulan la interacción entre los diferentes agentes económicos. Sin embargo, cuando el gobierno decide involucrarse directamente en el mercado, lo único que logra es distorsionarlo.

Un claro ejemplo de esto son las empresas estatales, que en los últimos años han funcionado como agujeros negros para el erario público, drenando recursos sin consecuencia alguna y, en muchos casos, incrementando los precios al consumidor final. Basta ver lo que ha sucedido con las gasolinas y la electricidad: en lugar de abaratarse, como se prometió, los costos han seguido una tendencia al alza, afectando a hogares y empresas por igual.

Este antecedente es clave para analizar la reciente reforma al Infonavit, en la que se le otorga la prerrogativa de construir y arrendar vivienda social. Una de las grandes incógnitas era cómo planeaba ejecutar esta nueva tarea. En un inicio, se contempló la creación de una nueva empresa estatal encargada del proyecto, lo que implicaba inflar aún más la burocracia —a todas luces, una opción poco viable políticamente. En su lugar, se optó por un esquema donde el Infonavit financia la construcción y los privados ejecutan la obra y el arrendamiento bajo su supervisión.

A simple vista, la estructura parece funcional: el gobierno mantiene su injerencia en el mercado inmobiliario sin intervenir directamente, mitigando su impacto. Sin embargo, esto nos lleva a un problema ineludible: el mal manejo de los recursos y la corrupción.

El modelo de adjudicación directa, que se ha convertido en el método preferido del gobierno federal, es una gran preocupación. Durante la administración de López Obrador, este mecanismo se disparó hasta representar 8 de cada 10 contratos, según Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Esto implica que la gran mayoría de contratos gubernamentales se otorgaron sin concurso ni competencia, eliminando cualquier garantía de eficiencia en el uso del dinero público, como quedó claro en las irregularidades detectadas por la Auditoría Superior de la Federación.

Si el Infonavit sigue esta misma lógica, lo que debería ser un programa de apoyo a los trabajadores podría convertirse en un negocio opaco, donde el beneficio real no sea para quienes buscan vivienda, sino para quienes ganen contratos a puerta cerrada.

El contexto tampoco es alentador. Según el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, México cayó al lugar 140 de 180 países analizados, con un puntaje de 26 sobre 100, cinco puntos menos que en 2023. Para dimensionarlo, Dinamarca lidera la lista con 90 puntos, mientras que Singapur, Nueva Zelanda y Luxemburgo superan los 80 puntos. En México, el 44% de la población considera que la corrupción ha aumentado en el último año, y el 34% de los usuarios de servicios públicos admiten haber pagado algún tipo de soborno.

El gobierno no debería intervenir en el proceso económico más allá de su papel regulador, pero en la práctica, se asume como generador de empleo e inversión. Si no se vigila el ejercicio de los recursos y se fortalecen los mecanismos de fiscalización, este tipo de reformas solo terminan por aumentar el gasto, la corrupción y el costo para los ciudadanos.

Al final, la pregunta es la de siempre: ¿quién pagará los platos rotos? La respuesta es obvia: tú, yo y todos los que sostenemos al Estado con nuestros impuestos. El tiempo lo dirá… y las malas decisiones lo confirmarán, pero claro, como es su costumbre, culparán a los demás de su propia avaricia.

Así, así los tiempos estelares del segundo piso de la transformación de cuarta.

*El autor es académico de la Escuela de Gobierno y Economía y de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, consultor experto en temas económicos, financieros y de gobierno, director general y fundador del sitio El Comentario del Día y conductor titular del programa de análisis: Voces Universitarias.

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