Publicado: enero 13, 2025, 5:05 am
Las masas anexiales son comúnmente conocidas como quistes de ovario , aunque el término hace referencia a todas las tumoraciones que afectan a las trompas de Falopio o a los ovarios. Estas tumoraciones pueden diagnosticarse por producir sintomatología que nos lleve a consulta, pero también pueden acompañarnos durante un largo periodo de tiempo sin provocar síntomas y ser diagnosticados en una revisión ginecológica rutinaria. «Son afecciones comunes en mujeres de todas las edades. Aunque son más frecuentes en mujeres no menopáusicas, sobre todo en población joven, entre las que tiene una prevalencia de entre el 20 y el 25 por ciento; también afectan a una de cada diez mujeres postmenopáusicas. En mujeres menopáusicas, alrededor de un 10 por ciento son malignos», precisa el doctor Balbino Povedano, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Córdoba. Igualmente, la doctora María Dolores Torres, especialista del Servicio de Ginecología y Obstetricia del mismo centro sanitario, recuerda en este sentido la importancia del diagnóstico precoz, así como su impacto en la salud de la mujer: «En las mujeres menopaúsicas los quistes de ovario son menos frecuentes (10%), pero en estos casos, la posibilidad de malignidad es mayor». Tal y como detalla la experta, entre los factores de riesgo a la hora de desarrollar quistes de ovario se encontrarían: la obesidad, ser madre de más de 35 años, fumar, tener antecedentes familiares de quiste de ovario o de cáncer de ovario; o algunos síndromes, «pero estos son causas más extrañas». Además, el doctor Povedano resalta que los quistes de ovario suelen ser asintomáticos, Cuando dan síntomas, suelen ser inespecíficos. Los síntomas más frecuentes son: dolor, sensación de inflamación o plenitud; o síntomas gastrointestinales, como náuseas, gases, vómitos o estreñimiento. También pueden causar síntomas urinarios por presión, como urgencia para orinar o tenesmo vesical (sensación constante de ganas de orinar); además de hinchazón abdominal, dolor en las relaciones sexuales, de sangrado entre reglas, la pérdida de peso, o astenia. A su vez, el doctor José María Martos, experto en Diagnóstico por la Imagen de Quirónsalud Córdoba, indica que ante una sospecha de estas características se suelen realizar una o varias de las siguientes pruebas de imagen: Ecografía ginecológica, que realiza el ginecólogo en consulta, y con la que puede saber si un quiste es benigno, dudoso, o impresiona de malignidad, así como la cantidad, el tamaño de los mismos, y si son necesarias más pruebas diagnósticas. Si la ecografía ginecológica no es suficiente para establecer el diagnóstico se emplea la Resonancia Magnética, «con gran capacidad para detectar las lesiones», a la vez que resalta que se trata de una prueba que permite la caracterización tisular, además de detallar anatómicamente el ovario. También se puede realizar un TAC (cuando no se puede hacer una resonancia magnética), o si se quieren detalles específicos sobre los quistes. Sostiene en este punto el doctor Balbino Povedano, que la cirugía de quiste de ovario está indicada en aquellos casos emergentes, es decir, aquellos que requieren de una intervención inmediata, como en algunos embarazos ectópicos accidentados; en algunos quistes hemorrágicos rotos muy sintomáticos; en caso de infecciones graves; además, de en quistes benignos, de más de 10 centímetros; o que producen alguna sintomatología, como puede ser dolor o infertilidad. Ante la sospecha de un quiste maligno hay que realizar una biopsia para asegurarnos de su carácter maligno y, cuando es posible una cirugía óptima, intervenir a la paciente para extirpar completamente la tumoración maligna. En ocasiones, antes de operar, es preferible realizar un tratamiento médico, seguido de cirugía cuando ha desparecido o disminuido la cantidad de tumor maligno. Para finalizar, la doctora María Jesús Rubio, jefa de Servicio de Oncología Médica del Hospital Quirónsalud Córdoba, indica cuáles son los pasos a seguir cuando aparece la sospecha de una lesión maligna, compatible con un diagnóstico de cáncer de ovario: «Lo primero que se hace son los estudios de imagen, la ecografía transvaginal». Ante datos de alta sospecha de un posible cáncer de ovario indica la doctora Rubio que se deben presentar los resultados de las pruebas de imagen, resultados de biopsia y analíticas ante un comité multidisciplinar de tumores, donde se verán la extensión, así como las características del tumor; y a partir de ahí la posible estrategia terapéutica. «Hasta un 70% de los cánceres de ovario se diagnostican en estadio avanzado por las características de la enfermedad», apostilla. En este sentido, José María Martos, experto en Diagnóstico por la Imagen de Quirónsalud Córdoba, detalla que los quistes ováricos cuando empiezan a tener una pared más gruesa o irregular, o empieza a haber tejido que no es líquido con calcio o grasa, es cuando se empieza a pensar que nos son quistes simples, lo que no quiere decir que sean necesariamente malignos. Actualmente, las técnicas quirúrgicas más empleadas para la extirpación de quistes benignos son las mínimamente invasivas, como la laparoscopia o la robótica como describe el doctor Povedano. Recientemente se ha introducido una nueva técnica llamada V-Notes, disponible en casos seleccionados, que permite la extirpación de las masas anexiales por vía vaginal, sin necesidad de incisiones abdominales.
