Publicado: febrero 24, 2025, 9:00 pm
Uno de los consejos más trillados de las finanzas personales es: “debes reducir tus gastos”. Sin embargo, la realidad es que la gente no quiere dejar de consumir. Los seres humanos somos ambiciosos y aspiramos a mejorar nuestra calidad de vida.
La clave entonces no está en gastar menos, sino en gastar más en lo que realmente importa. El verdadero desafío está precisamente en identificar qué es lo que valoramos y hacia qué tenemos que destinar nuestro dinero, para lograr esa calidad de vida que deseamos.
¿Qué es lo más
importante para ti?
Lo he escrito muchas veces: la mayoría de las personas no tiene la más remota idea de qué es en realidad importante para ellas. El mundo está lleno de distracciones y opciones, es fácil perderse en el consumismo y gastar en cosas que en realidad no aportan valor a nuestras vidas. Según un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) publicado en la revista J ournal of Personality and Social Psychology , las personas que gastan su dinero en experiencias enriquecedoras, como viajes o actividades con amigos o familia, reportan niveles más altos de felicidad que aquellas que gastan en bienes materiales, como el celular de última generación.
Esto se debe a que las experiencias tienden a crear recuerdos duraderos y conexiones emocionales, mientras que los objetos materiales a menudo generan un sentimiento efímero y pierden su atractivo con el tiempo.
Gastar en lo que más importa no se limita sólo a experiencias. También es crucial considerar al ahorro como un gasto esencial. Porque como he demostrado en otras ocasiones, no se puede construir calidad de vida a futuro, sin ahorro e inversión.
En mi plan de gastos, mi ahorro para construir patrimonio es la primera prioridad. Cada vez que recibo un ingreso, lo primero que hago es destinar parte de él a esta meta. Antes que otras cosas importantes como el pago de la renta o de la luz.
Construir un patrimonio nos da muchas cosas. Nos brinda seguridad, reduce el estrés financiero e incrementa significativamente nuestra calidad de vida.
Como dice Ramit Sethi: “No se trata de recortar gastos en todo, sino de gastar más en lo que te hace feliz y menos en lo que no lo hace”. Este siempre ha sido también mi enfoque. Gastar más en lo que me hace feliz y en lo que hace que mi vida, a la larga, sea mucho mejor.
Por ello, para gastar más y mejor, es fundamental tener claras nuestras prioridades. Siempre recomiendo hacer una lista de nuestros valores y lo que realmente es importante. ¿Es la educación? ¿Las experiencias compartidas con seres queridos? ¿La salud y el bienestar? Cuando las tenemos claras, podemos tomar decisiones de gasto más alineadas con ellas.
Sin embargo, como dice el psicólogo y autor Dan Gilbert, en su libro Stumbling on Happiness ; las personas a menudo subestiman lo que las hará felices. Ojalá que no te pase. Recuerda siempre que cuando gastas más en lo que más valoras, no sólo mejoras tu calidad de vida sino también te sientes más satisfecho contigo mismo.
El peligro de la
mentalidad de escasez
Esta mentalidad se centra en la reducción de gastos y la privación. Tener menos, hacer menos o ser menos. Pensar que “nunca lograré lo suficiente” o que la riqueza “no es para mí”.
Es una mentalidad peligrosa porque nos lleva a la insatisfacción y a una relación poco saludable con nuestro dinero. Cuando nos enfocamos en lo que no tenemos, es fácil caer en la trampa de la privación, lo que puede resultar en decisiones financieras impulsivas o la incapacidad de disfrutar lo que es realmente importante.
Eso no significa que el dinero no sea un recurso escaso. Lo es. Independientemente de cuánto ganamos, no podemos gastar en todo lo que deseamos y por eso es importante administrarlo, para gastar más en lo que nos da calidad de vida.
Tony Robbins en su excelente libro: Money: Master the Game sugiere que la clave para una vida financiera no consiste en reducir gastos, sino aprender a generar más ingresos. “La verdadera libertad financiera no proviene de lo que ahorras, sino de lo que ganas”. Claro: gran parte de estas ganancias son las que producen nuestras inversiones. Esta mentalidad nos puede abrir nuevas posibilidades.
En la segunda parte hablaré precisamente de esto: ganar más, para poder gastar más en lo que más nos importa.