Hace tan solo cinco años que un nuevo virus llegó a nuestras vidas y lo hizo para quedarse. La covid-19 produjo sus primeros casos en diciembre de 2019. Fue en la ciudad china de Wuhan y el resto, es historia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) notificó estos casos el 31 de diciembre, emitió sucesivas alertas y acabó finalmente dos meses después declarándolo como pandemia, una amenaza que hasta ahora ha producido 776 millones de casos confirmados y más de siete millones de muertes en 234 países distintos.
Son los números que ha publicado ahora la OMS con datos globales sobre el último lustro hasta el pasado 10 de noviembre de 2024. Según el organismo, aunque esta enfermedad ya no sea vista como una amenaza, en este año se han declarado otros 3 millones de casos globales, una cifra muy alejada de los 445 millones que se produjeron en 2022, el año con más contagios contabilizados.
De esos 3 millones de casos, unos 70.000 acabaron derivando en muerte, un número que supone 50 veces menos que los 3,52 millones de fallecimientos que se produjeron en 2021 por la covid-19, el años más letal de todos. Como remarcan desde la OMS, gracias a la vacunación y a su evolución hacia variantes más contagiosas, pero menos letales, este virus se ha convertido ya en un patógeno comparable a la gripe.
La mayoría de los casos, así, producen únicamente síntomas leves o moderados, pero lo cierto es que esta enfermedad aún puede ser peligrosas en personas mayores o aquellas que pertenezcan a grupos vulnerables. La OMS, tras analizar aguas residenciales de distintos países, estima además que la circulación real del virus podría ser de hasta 20 veces superior a la que se maneja oficialmente.
Asimismo, otra de las grandes preocupaciones para el organismo un lustro después de su aparición es la persistencia del llamado como «covid largo», aquel que puede afectar a múltiples órganos como el corazón, el cerebro o los pulmones y que se calcula que afecta a un 6% de los casos graves tras su recuperación.
Todo empezó en Wuhan
Para analizar lo ocurrido con la covid-19 hay que remontarse un lustro atrás, cuando China identificó los primeros casos de este virus, todavía desconocido. El 31 de diciembre fueron notificados oficialmente a la OMS y cinco días después, el 5 de enero de 2020, la agencia publicó una primera alerta. Por aquel entonces, quedaba denominada como «neumonía de origen desconocido detectada en China».
Unas semanas después, el 30 de enero la OMS declaró la alerta internacional y el 11 de febrero la bautizó como ‘covid-19’. No fue hasta el 11 de marzo cuando fue declarada oficialmente como una pandemia, tiempo en el que también comenzaron los sucesivos confinamientos que declararon varios países del mundo, entre ellos España, que aprobó el 14 de marzo la declaración del Estado de Alarma para controlar la difícil situación de emergencia que vivía el país con un gran número de casos que iban constantemente en aumento.
Cinco años después de todo aquello, desde la OMS instan a que los mayores de 65 años y personas que pertenezcan a otros grupos vulnerables se vacunen periódicamente para evitar formas graves de la enfermedad que podrían conllevar hospitalizaciones. Cabe destacar que actualmente las vacunas se basan en la subvariante JN.1, la más extendida en todo el mundo y desciende de la variante ómicron.
Evitar que se produzca la misma historia
La OMS, asimismo, ha reiterado en varias ocasiones que, aunque la situación parezca ya cosa del pasado y su extensión esté mucho más controlada que cuando apareció, lo cierto es que la covid-19 sigue presente y no se debe olvidar a un virus que llegó a afectar a casi toda la población del planeta, ya sea por haberlo sufrido, por haber fallecido por él, o por tener familiares que lo padecieron.
Para seguir con la precaución ante futuros escenarios similares, la OMS está buscando impulsar un tratado contra las pandemias. Lo lleva, así, negociando desde hace tres años y su objetivo es preparar a todos los países ante futuros patógenos con potencial pandémico. Entre ellos, se incluyen nuevos tipos de coronavirus, la gripe aviar u otro desencadenante desconocido a día de hoy, un concepto que recibe el nombre de ‘enfermedad X’.
A pesar de que el pasado mes de junio ese acuerdo para tratar las pandemias parecía que iba a materializarse, los planes fracasaron y las negociaciones continúan todavía. Así, la realidad es que se encuentran obstaculizadas debido a la falta de consenso entre países en aspectos como la comercialización y la distribución de las vacunas, así como de tratamientos y pruebas de diagnóstico en caso de pandemia.