Quizás sea la genómica (el estudio del ADN) la tecnología ómica que más le suene, pero también hay otras como la transcriptómica, proteómica, epigenómica… Todo este conjunto de soluciones estudian determinadas moléculas: desde genes a proteínas, lípidos (grasas), azúcares, hongos, bacterias o metabolitos, por ejemplo. Un nuevo filón que abre todo un abanico de innovadoras posibilidades para la industria alimentaria. Porque aplicando las ciencias ómicas se pueden encontrar nuevos alimentos o ingredientes más saludables; detectar contaminantes o patógenos en los procesos de producción mejorando así la calidad y seguridad de los alimentos, o desarrollar una nutrición de precisión adaptada a cada individuo que ayuda a prevenir enfermedades. «Son tecnologías del siglo XXI que cuentan con mucha capacidad de análisis. Analizan,… Ver Más