Publicado: septiembre 17, 2025, 12:00 am

El régimen de Nicolás Maduro rechazó este martes 16 de septiembre el informe de la Administración del presidente estadounidense Donald Trump, que incluye a Venezuela entre los principales países de tránsito o producción de drogas ilícitas para el año fiscal 2026.
Por: lapatilla.com
La determinación presidencial, publicada el lunes 15 de septiembre por la Casa Blanca, ubica a Venezuela en la lista junto a Colombia, México y Perú, países identificados por la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (Ondcp) y el Departamento de Estado como actores clave en el tráfico ilícito.
Según el documento, “el régimen criminal del narcotraficante Nicolás Maduro, procesado, lidera una de las redes de tráfico de cocaína más grandes del mundo”.
Washington reiteró que continuará impulsando acciones judiciales contra Maduro y altos funcionarios chavistas por delitos relacionados con el narcotráfico.
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En un extenso comunicado, la Cancillería chavista calificó el informe como “una mentira bochornosa” y sostuvo que, de acuerdo con reportes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), el país se encuentra libre de cultivos ilícitos desde 1999.
El texto también citó cifras de la ONU que atribuyen a Colombia el 87% de las exportaciones de cocaína, mientras que solo un 5 % intentaría pasar por territorio venezolano.
Además, el documento aseguró que los programas internos contra el narcotráfico han permitido capturar hasta “el 70 % de las drogas que pretenden cruzar por Venezuela” y acusó a Estados Unidos de encubrir el papel de bancos de ese país en operaciones de lavado de dinero.
Venezuela ha estado incluida en esta lista desde 2005 y, desde 2009, ha recibido la calificación de “fracaso demostrable” en materia de cooperación y esfuerzos antinarcóticos.
La inclusión anual en la determinación presidencial no implica sanciones automáticas, pero sí refuerza la presión diplomática de Washington contra los gobiernos señalados.
El chavismo atribuyó el señalamiento a una estrategia de “cambio de régimen” por parte de Estados Unidos.