Publicado: marzo 6, 2025, 3:00 am
El establecimiento del Banco de México pudo por fin lograrse por parte del gobierno de Plutarco Elías Calles en 1925. La inauguración se llevó a cabo el 1.º de septiembre de ese año. Es decir, aún no se cumple el centenario de la fundación. Sin embargo, más de largos ocho años tuvieron que transcurrir a partir de que en el artículo 28 de la Constitución quedara consignada la facultad exclusiva del Estado para emitir billetes, la cual se ejercería por un Banco Único de Emisión que estaría bajo el control gubernamental.
Dos fueron los obstáculos que se interpusieron en el camino para el establecimiento de la institución referida, que se había vuelto tan deseada para los gobiernos emanados de la Revolución. De hecho, desde el propio régimen carrancista, la presidencia interina de Adolfo de la Huerta y el cuatrienio de Álvaro Obregón. El primero de los obstáculos había tenido que ver con la definición doctrinal de la institución que se deseaba crear. El segundo y más importante estuvo determinado por las dificultades para constituir el capital para la entidad.
En cuanto al formato del Banco Único, incluso durante la presidencia de Obregón hubo el proyecto claramente regresivo de establecer ocho bancos de emisión regionales que, por fortuna, no pudo prosperar. Pero hacia 1923 ya se había llegado a un cierto consenso doctrinal, por cierto, dentro del cual quedó incluido el principio de crear un banco central con autonomía.
El reto de conformar el excedente para el capital del Banco Único había sido en realidad el gran obstáculo a superar. De manera natural, las propuestas de acordar algún nuevo impuesto para llegar a tal finalidad enfrentaron dificultades insuperables. Y la posibilidad de llegar a tal salida mediante la obtención de algún empréstito se enfrentó al problema insuperable de que el capital referido no se integraría con recursos frescos.
La gran hazaña de Alberto J. Pani en su calidad de secretario de Hacienda de Plutarco Elías Calles fue la de haber llevado a cabo una reforma fiscal muy efectiva. En muy buena medida, mediante la contención de los gastos etiquetados para Guerra y Marina, pudo acumularse un excedente presupuestal del cual derivó el capital exhibido para el Banco de México. Un capital poco superior a 51,000 pesos oro para garantizar en favor del Estado la mayoría de las acciones y de los votos en la Asamblea de accionistas. El capital social neto integrado por las acciones A y B se determinó en 100,000 pesos.
