Publicado: abril 21, 2025, 12:00 am
Nicolás Maduro no ha logrado reaccionar frente a la campaña de Donald Trump en contra del Tren de Aragua.
El 3 de febrero y con una espectacular vista hacia el lago Coatepeque en San Salvador, Marco Rubio y Nayib Bukele cerraron un acuerdo: arrinconar a Maduro desde el tema migratorio.
Marco Rubio ha sostenido largas conversaciones con Carlos Vecchio, venezolano y principal político opositor de Maduro en Washington. La estrategia del presidente Biden quedó atrás y la nueva ruta crítica será larga, pero efectiva.
Maduro, como ocurrió con Fidel Castro en el pasado, se siente cómodo con el éxodo venezolano. Uno de cada tres ha tomado la vía de la salida para reanimar su vida; la mitad de ellos pertenece a la clase media.
El giro de la estrategia estadounidense provocó enojo y decepción entre la oposición venezolana. “El fraude estaba caliente”, me dice una fuente cercana a la negociación entre Rubio y Bukele. “Fue muy incómodo el vacío de la Casa Blanca en el tema del fraude cometido por Nicolás Maduro”.
Ha llegado “la hora del cobro”.
“Maduro no tiene legitimidad ni credibilidad para levantar la voz en defensa de los venezolanos que viven en Estados Unidos”.
“Maduro se está secando y pronto caerá como rama vieja”.
Ayer, Bukele lanzó una propuesta ácida a Maduro: intercambiar a 252 presos políticos por 252 expulsados por Estados Unidos a una cárcel de El Salvador.
Bukele mencionó algunos nombres de presos políticos: Rafael Tudares, yerno de Edmundo González, ganador de las elecciones presidenciales del año pasado (con actas originales como fuente de legitimidad) y el periodista Roland Carreño, entre otros.
Maduro se ha quedado aislado. Los vínculos con Petro y Lula están erosionados.
Marco Rubio ha articulado una alianza anti Maduro sólida: Argentina, Ecuador, El Salvador, Paraguay y Perú. Brasil y Colombia no lo defenderán.
La ecuación para asfixiar a Maduro tiene tres variables: petróleo, migración y fuego estratégico. “La apuesta primaria se dará en los próximos 12 meses a través de las dos primeras: petróleo y migración”.
Rubio sabe que América Latina está fragmentada y polarizada, y que uno de los factores que incentiva la división en la región es la dictadura de Maduro.
México no tiene empatía por la alianza anti Maduro. Milei, Noboa, Bukele, Peña y Boluarte. Celac no irá lejos sin la alianza anti Maduro.
A Brasil le interesa firmar un acuerdo comercial con México, pero no meterá las manos al fuego por Maduro.
Por cierto, silencio. México no ha dicho nada sobre las sanciones de EU sobre los contratistas de los médicos cubanos.
Rubio se mueve en América Latina más de lo que parece, y vendrán más acciones contra Maduro y sus aliados.