Publicado: junio 2, 2025, 7:08 am
La Comisión Europea ha impuesto una multa de 329 millones de euros a Delivery Hero y Glovo, dos de las mayores compañías de reparto de comida a domicilio del Viejo Continente, por establecer entre ambas un cártel que duró cuatro años. Exactamente, Bruselas acusa a las dos compañías -desde 2022 la segunda es subsidiaria de la primera- de intercambiar información sensible, de repartirse mercados y de ponerse de acuerdo para no quitarse empleados. Todo esto, según el organismo que preside Ursula von der Leyen, redujo las posibilidades de elección de los consumidores y los competidores, los incentivos para innovar y las oportunidades de trabajo para los empleados. Y esto último no es poco importante, visto que, precisamente, estas compañías están en el foco por las condiciones de trabajo; en España, la obstinación de Glovo en mantener el modelo de falsos autónomos le ha costado varios procesos judiciales. Lo que describe la Comisión es una práctica anti competencia y una violación de los tratados europeos, y de hecho las compañías implicadas lo reconocieron. Esto último, la asunción de responsabilidades por parte de las plataformas, les ha permitido ahorrarse un 10% del importe de las sanciones, que quedan en 223 millones para Delivery Hero y 105 millones para Glovo. Hay que recordar, como ya se ha avanzado, que en julio de 2022, Glovo -fundada por el catalán Oscar Pierre- se convirtió en subsidiaria de Delivery Hero. Aquella fue la conclusión de un proceso que había empezado en 2018 con la compra de un primer paquete accionarial minoritario, y esto no es poco importante. Esta circunstancia le añade complejidad al caso, y de hecho la Comisión ha tenido que aclarar que poseer acciones de un competidor no es ilegal, pero que «en este caso en específico permitió que ambas compañías establecieran contactos anticompetitivos en varios niveles». Además de esto, -sigue el texto de la Comisión-, permitió a Delivery Hero «obtener información comercialmente sensible, influir el proceso de toma de decisiones en Glovo y alinear las estrategias de negocio de las dos compañías». Se trata de una sanción histórica, pues es la primera vez que Bruselas penaliza el uso de la minoría accionarial en una empresa para llevar a cabo prácticas que atentan contra la competencia. Además, también es la primera vez que la UE descubre un cártel en el mercado de trabajo.