Publicado: octubre 2, 2025, 8:30 am
Bruselas ha dado su apoyo este jueves a la Flotilla de la libertad. «Este tipo de activismo es uno de los pilares fundamentales de nuestros valores.» Con estas palabras, la portavoz comunitaria de Gestión de Crisis, Eva Hrncirova, quiso destacar el compromiso humanitario y el apoyo de la Comisión Europea de los miembros de la Global Sumud Flotilla. Bruselas, dijo, comparte el objetivo de quienes zarparon hacia Gaza: que la ayuda humanitaria llegue a la Franja lo antes posible.
La Comisión Europea siguió de cerca los pasos de la flotilla, consciente de las dificultades que entraña hacer llegar suministros a la Franja. «Reconocemos las dificultades que entraña la entrega de ayuda humanitaria en Gaza y estamos en contacto permanente con Israel y con los Estados miembro en relación con la ayuda, además, pedimos constantemente que se permita el acceso rápido y sin obstáculos a la Franja», subrayó Hrncirova, al tiempo que reafirmó que los tripulantes «tienen derecho a hacerlo».
La cautela, sin embargo, dominó el mensaje de la portavoz principal de la Comisión, Paula Pinho. En rueda de prensa, se limitó a recordar la importancia de respetar el Derecho Internacional y el Derecho Humanitario. «También en aguas internacionales», puntualizó, sin pronunciarse sobre la actuación israelí. «Esto es precisamente lo que reiteramos también en este contexto», añadió, cerrando la cuestión sin más explicaciones.
La propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, había evitado un día antes responder si consideraba proporcionada la acción del Ejército israelí. Ante la pregunta, alegó que no disponía de la información suficiente sobre la intercepción y prefirió guardar silencio. La flotilla fue detenida a pocas millas de la costa palestina, un gesto que vuelve a poner en tensión los principios de la libertad de navegación y el derecho a la asistencia humanitaria.
En cuanto a la protección de los tripulantes a bordo de los barcos interceptados, Hrncirova recordó que corresponde a los Estados miembro, a través de sus servicios consulares, velar por sus ciudadanos. La Comisión Europea, precisó, «no ha recibido ninguna solicitud en este sentido, ni está en contacto con los miembros de la flotilla». Entre el silencio diplomático y el eco de sus valores, Bruselas mantiene la línea frágil de un discurso que oscila entre la prudencia política y la exigencia humanitaria.