Publicado: octubre 15, 2025, 5:30 am
La Comisión Europea tiene la defensa como su gran prioridad para el medio y el largo plazo, pero también como algo urgente en algunos puntos. De hecho, Bruselas presentará este jueves la hoja de ruta para el año 2030 en términos de seguridad y el buque insignia es el llamado escudo de drones. El Ejecutivo comunitario, según han explicado fuentes a 20minutos, prevé que esté listo «en un año», como ya adelantó el comisario del ramo Andrius Kubilius, y además no cubrirá solo el flanco este, sino a toda la UE. El objetivo es que sea un ‘paraguas’ de 360 grados, como han pedido gobiernos como el español o el italiano. Implicará, por lo tanto, a todos los Estados miembros.
Alguna pista ya dio sobre el asunto hace unos días ante el Parlamento Europeo la propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y reconoció que los trabajos para ese escudo «ya han comenzado», también con los contactos del propio Kubilius con los gobiernos nacionales. «No se equivoquen, esto forma parte de un patrón preocupante de amenazas crecientes. En toda nuestra unión, se han cortado cables submarinos, aeropuertos y centros logísticos han sido paralizados por ciberataques, y las elecciones han sido objeto de campañas de influencia maligna», recordó la dirigente germana.
«Este sistema supervisará y protegerá los cielos, los mares y el terreno de nuestros miembros orientales. Pero entiéndanme bien: no se trata solo de nuestra frontera oriental, en este momento es nuestra prioridad, pero lo que necesitamos es un enfoque de 360 grados», expuso desde la tribuna de la Eurocámara, y recalcó. Este sistema antidrones, concluyó, «será un escudo para toda nuestra Unión, incluyendo por supuesto el flanco sur, y debe estar diseñado para afrontar un amplio espectro de desafíos», desde desastres naturales hasta otros como el uso de la migración como medida de presión, enumeró, aceptando en cierto modo el reclamo que viene haciendo desde hace meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a otros socios como la italiana Giorgia Meloni.
Asimismo, cabe recordar que esa hoja de ruta que se presenta esta semana es parte del más amplio Libro Blanco de Defensa, que se ha convertido en la base de Bruselas para los próximos años. El eje centra sigue siendo el plan Rearmar Europa, que prevé alcanzar hasta los 800.000 millones de inversiones con el fin de crear una base industrial y tecnológica fuerte y competitiva. El informe define siete áreas críticas: defensa aérea y antimisiles, artillería avanzada y ataques de largo alcance, munición y misiles, sistemas no tripulados y antidrones, movilidad militar, inteligencia artificial y ciberdefensa, e infraestructura estratégica. También plantea medidas concretas como la creación de reservas europeas de materiales y armamento, la inversión en corredores logísticos de uso dual civil-militar y la simplificación normativa mediante el llamado Defence Omnibus.
Otra parte es la conocida como «estrategia del puercospín», centrada en fortalecer a Ucrania como la primera línea de defensa europea. Desde 2022, la UE ha aportado unos 50.000 millones de euros en ayuda militar, pero el texto insiste en que este apoyo debe incrementarse. Propone suministrar dos millones de proyectiles de artillería al año, ampliar las defensas aéreas y los sistemas de drones, y continuar entrenando brigadas ucranianas, más de 75.000 soldados ya formados. Además, plantea integrar la industria de defensa ucraniana -con un potencial de 35.000 millones de euros en 2025- en el mercado europeo, para combinar su experiencia de guerra con la capacidad industrial de la UE y así impulsar la innovación en tecnologías militares avanzadas.
El documento también propone un aumento sin precedentes del gasto en defensa, que en 2024 alcanzó el 1,9 % del PIB europeo, unos 326.000 millones de euros. Para reforzar la inversión, plantea seis ejes: la creación ya puesta en marcha del instrumento SAFE con hasta 150.000 millones de euros; la flexibilización del Pacto de Estabilidad para permitir un gasto adicional del 1,5 % del PIB (que algunos países ya han activado); el uso de fondos de cohesión para proyectos militares; la duplicación de la inversión del Banco Europeo de Inversiones hasta 2.000 millones anuales; la movilización de capital privado mediante garantías financieras; y la búsqueda de nuevos mecanismos de financiación a largo plazo. Con ello, la UE pretende acelerar la producción militar, garantizar el suministro de materiales estratégicos y consolidar su autonomía industrial.
Eso sí, la UE asume que no puede proteger al continente por sí misma, porque está todavía saliendo del cascarón en términos de defensa. Así, asume que la OTAN sigue siendo la piedra angular de la seguridad colectiva, pero exige que Europa asuma una mayor cuota de responsabilidad. Propone estrechar la cooperación con Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Noruega, y ampliar alianzas con socios del Indo-Pacífico como Japón, Corea del Sur, Australia, India y Nueva Zelanda. Estas asociaciones buscan reducir dependencias, asegurar materias críticas y fortalecer la competitividad de la industria europea. El texto concluye llamando a una Unión Europea de la Defensa «fuerte y unida, capaz de proteger a sus ciudadanos, garantizar la autonomía estratégica y preservar la paz y la estabilidad en un mundo cada vez más inestable».