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Bibiana Badenes, fisioterapeuta: «El movimiento consciente ayuda a pacientes con dolor crónico»

Publicado: diciembre 19, 2025, 1:00 pm

El movimiento consciente es una manera de volver a habitar el cuerpo. No consiste en seguir una serie de ejercicios, sino en movernos con atención, respirando, escuchando el peso, la dirección, la tensión y la respuesta del cuerpo. Lo que buscamos es recuperar una organización más coherente, más eficiente y más natural, algo que va a repercutir directamente en nuestra salud general y emocional.

Bibiana Badenes, fisioterapeuta y un referente en movimiento consciente con más de 30 años de experiencia, y autora del libro ‘Inteligencia corporal: Descubre el poder del movimiento consciente’ (ed. RBA) va más allá del fitness convencional con su forma de entender el movimiento saludable, con el que se trabaja la estrecha relación entre el cuerpo, la mente y las emociones. «La calidad de nuestro movimiento es un reflejo directo de nuestra calidad de vida», comienza afirmando.

«En el movimiento consciente no importa ni la edad ni la forma física»

La neurociencia nos recuerda algo esencial: la primera acción del sistema nervioso es el movimiento. «Antes de pensar, interpretar o tomar decisiones, el cuerpo ya se está moviendo para orientarse, defenderse y sostenerse. Autores como Antonio Damasio han mostrado cómo el cuerpo es el fundamento de todas nuestras funciones superiores«, dice Badenes.

Esta es la razón por la que, cuando nos movemos con conciencia, «estamos actuando directamente sobre los sistemas que regulan la tensión muscular, la respiración, el estrés, la postura y la percepción del dolor». Afortunadamente, todo el mundo puede practicarlo: «Se trata de una práctica inclusiva y adaptable a cualquier persona. No importa la edad, la forma física o la experiencia previa».

De hecho, la fisioterapeuta añade que «puede practicarlo una persona con dolor crónico, un adulto mayor, un deportista que quiere afinar su movimiento… y también los jóvenes, que hoy en día necesitan más que nunca herramientas corporales para contrarrestar la vida sedentaria, la tensión, el exceso de estímulos y las horas de pantalla. Cuanto antes aprendamos a movernos con presencia, más recursos tendremos para el resto de nuestra vida».

«Para practicar movimiento consciente, sólo hacen falta una esterilla, una silla y una pared»

La práctica es sencilla y accesible, como nos explica la experta. No hace falta aparato ni maquinaria: «una esterilla, una silla o una pared son suficientes. A veces uso diferentes pelotas o bandas elásticas. Los movimientos son suaves, exploratorios, funcionales: respiración, disociaciones, activación del centro corporal, reorganización de apoyos, y estiramientos activos«.

En cualquier caso, para Bibiana lo más importante no es ‘qué’ hacemos, sino ‘cómo’ lo llevamos a cabo. En cuanto a las premisas fundamentales, está «la lentitud, para que el sistema nervioso pueda procesar y reorganizar. Pero también tienen mucha importancia la tensión (para salir del piloto automático); no forzar (porque cuando lo hacemos, el cuerpo entra en ‘modo defensa’ y deja de aprender); y la respiración presente, nuestra guía de regulación interna».

Además, «la curiosidad es la base del aprendizaje somático, y la progresión natural, la que va del suelo a la vertical, es clave en los ejercicios, que van de lo simple a lo complejo«. En cuanto al modo de desarrollarlo, son «prácticas cortas realizadas con regularidad que producen cambios profundos. El sistema nervioso no aprende por esfuerzo, sino por repetición, variabilidad (repito variabilidad) suave y segura».

Movimiento consciente versus fitness tradicional: Diferencias

El fitness tradicional está orientado al rendimiento: fuerza, resistencia, estética, capacidad cardiovascular; y su lógica se basa en repeticiones, carga y esfuerzo. Por otro lado, «el movimiento consciente tiene otra intención: reorganizar, regular y afinar. Es un trabajo que actúa directamente sobre la calidad y el significado del gesto, sobre la relación con la respiración, sobre la eficiencia del movimiento y sobre la respuesta del sistema nervioso».

Badenes añade: «En somática decimos que movernos con conciencia reorganiza el sistema nervioso hacia patrones más seguros y eficientes. No es que sean opuestos, al contrario: el movimiento consciente es la base que permite entrenar mejor, con menos riesgo y con más inteligencia corporal».

Así ayuda este tipo de movimiento a las personas con dolores crónicos

«El dolor crónico no es únicamente mecánico, y en él intervienen muchos factores: el sistema nervioso, la respiración, las emociones, la postura, las tensiones acumuladas y la manera en la que hemos aprendido a protegernos. Como sostiene el doctor Lorimer Moseley, uno de los mayores expertos en neurociencia del dolor, el dolor surge cuando el cerebro interpreta que existe algún tipo de amenaza’. Esto lo veo reflejado cada día en mi práctica clínica», dice la fisioterapeuta.

Badenes comparte su experiencia: «Llevo más de 23 años trabajando con personas con burnout, depresión, ansiedad y estrés sostenido, y en una enorme mayoría el dolor crónico es un acompañante constante. Cuando el sistema nervioso lleva demasiado tiempo en alerta, el cuerpo expresa ese estado a través de tensiones, bloqueos respiratorios, rigidez y patrones defensivos que se convierten en dolor. Eso sí, para entender el dolor cronico tienes que entender la biografia de cada paciente».

Así pues, ante el dolor crónico, el movimiento consciente es clave. «Como el movimiento es la primera acción del sistema nervioso, cuando lo entrenamos desde la seguridad, la suavidad y la no exigencia, el sistema nervioso interpreta que ya no necesita mantenerse en ‘modo amenaza’. Ese es el inicio del cambio».

«Los beneficios no son solo físicos: mejora la energía, el descanso y la claridad mental»

Por lo que respecta a los resultados que podemos obtener a partir de la práctica de movimiento consciente, de manera rutinaria, Badenes asegura que llegan hasta niveles profundos. «Lo que vamos a conseguir gracias a este tipo de movimiento es una disminución de la hipervigilancia, además de una bajada de la tensión muscular, la mejora de la respiración y una reorganización de la postura».

Gracias a todos estos beneficios, «conseguimos que el dolor comience a perder intensidad. A partir de ahí, la persona recupera movilidad, presencia y confianza». La experta completa sus consejos sobre el movimiento consciente hablando de algunas pequeñas precauciones, «simples: No forzar, avanzar de forma progresiva y respetar el ritmo del cuerpo«.

A modo de conclusión, habla de cómo trabaja de manera habitual con lumbalgias y cervicalgias crónicas, artrosis, fibromialgia, síndrome miofascial, dolor de hombro o cadera, cefaleas tensionales, dolor pélvico y sensibilización central. «Puedo afirmar que los beneficios no se limitan al alivio físico: mejoran la energía, la claridad mental, el descanso y la sensación interna de calma. El movimiento consciente no solo disminuye el dolor: transforma la forma en la que habitamos nuestro cuerpo, especialmente en personas que han vivido durante años en alerta o desgaste emocional».

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