Dos nuevas voces se han sumado a las de numerosos testimonios de agredidas sexualmente por Mohamed Al Fayed, el magnate egipcio cuyo hijo murió a la vez que Lady Di en un accidente de tráfico en París.
La emisión de un documental en la BBC, Al Fayed: un depredador en Harrods, desvelando el perfil violento de Al Fayed ha hecho que muchas mujeres cuenten sus terribles vivencias con él. Las últimas han sido dos extrabajadoras, que entraron a trabajar en Harrods muy jóvenes y se vieron expuestas a las manías y persecución del magnate. Tras abusar de ellas, las amenazaba para que guardaran silencio.
Jen y Cheska Hill-Wood han contado a la agencia AFP la violencia que sufrieron. Tras ser contratadas, tanto Jen (que pidió que no se revelara su apellido) como Cheska tuvieron que someterse a un examen ginecológico practicado por un médico de Harrods. El médico «quería saber si estaba ‘limpia'», dice Jen, que actualmente tiene 54 años. «Cuando le pregunté qué significaba eso, me dijo que necesitaba saber si era virgen», agregó.
Cuenta que durante sus cinco años en Harrods sufrió «varias agresiones sexuales» y una tentativa de violación en la oficina de Mohamed Al Fayed y otra en la casa londinense del magnate en Park Lane. En ese momento no se lo contó a nadie. «Estaba demasiado avergonzada y aterrada».
Al Fayed les prohibió que mantuvieran relaciones fuera del trabajo. Cheska Hill-Wood quería ser actriz y Mohamed Al Fayed se ofreció a presentarla a su hijo Dodi, productor de cine.
Una noche, al salir de la oficina, el empresario la llevó a su habitación con el pretexto de hacerle una prueba para una película sobre Peter Pan.
La joven tuvo que ponerse un traje de baño y declamar delante de una cámara el supuesto fragmento de un guion, que se limitaba a una sola frase: «Poséeme, poséeme, por favor». El empresario la asió y la besó a la fuerza. Cheska consiguió huir y ya no volvió a pisar Harrods.