Publicado: octubre 27, 2025, 1:00 am
En las últimas décadas, la industria de dispositivos médicos ha transformado a México en un gigante manufacturero global, un sector que no solo genera miles de empleos de alta especialización, sino que posiciona al país como el principal exportador de estos productos en América Latina y el quinto a nivel mundial. Con exportaciones mensuales que superaron los 1,300 millones de dólares en los primeros meses de 2025, según la Secretaría de Economía, el mercado relevante para México roza los 15,000 millones de dólares anuales, impulsado por clústeres en Baja California, Jalisco y Nuevo León.
Este auge trata ahora de estar alineado con el Plan México de la presidenta Claudia Sheinbaum, para atraer inversión extranjera directa (IED) en áreas muy diversas desde implantes, prótesis, imagenología, software médico hasta dispositivos para monitoreo remoto y ahora ya están saliendo con inteligencia artificial. Entre las principales transnacionales de innovación en el sector están conglomerados mundiales como Medtronic, Baxter, Becton Dickinson, Siemens Healthineers, GE Healthcare, Boston Scientific, BBraun, etcétera.
Pero detrás de este liderazgo exportador —que podría catapultar a México al tercer lugar mundial— se ha gestado un ecosistema de pequeñas y medianas empresas que aspiran a sostener la cadena de valor y ver cómo impulsar el desarrollo tecnológico, dado que las trasnacionales lo hacen más bien en otros países y casi no en territorio mexicano. Distribuidoras, proveedores de componentes y fabricantes locales han proliferado alrededor de las grandes plantas de dispositivos médicos, contribuyendo con 96% de la producción nacional a través de unas 230 instalaciones, de las cuales más de 140 son de propiedad extranjera, pero donde las pymes locales proveen servicios esenciales como logística, ensamblaje y distribución.
En los últimos 10 años, este subsector ha crecido a ritmo anual de 15%, superando incluso a la industria farmacéutica en dinamismo, y genera empleos en regiones clave como Baja California, que acapara el 60% de las exportaciones nacionales. Sin embargo, estas pymes —en su mayoría distribuidoras y fabricantes de bajo y mediano volumen— enfrentan un vacío representativo que frena su potencial: no han encontrado un espacio pleno en los organismos privados dominantes, como la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) o la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma).
En este contexto, el movimiento liderado por la Asociación Nacional de Proveedores de Servicios (ANAPS), presidida por Carlos Salazar, empezó a integrarse desde 2012 y hoy agrupa a unos 740 empresas del sector. Enfatiza la necesidad de una identidad propia para el rubro de dispositivos médicos. Estas empresas, que operan en corredores industriales como los de Jalisco, Nuevo León y Estado de México, buscan autonomía para mediar directamente con autoridades, colaborar con la academia nacional y posicionar a México como exportador de valor agregado, no solo de ensamblaje. Su objetivo: conformar la Cámara Nacional de Dispositivos Médicos (Canadim), un organismo que canalice esfuerzos dispersos, promueva clústeres inclusivos y alinee con los pilares del Plan México, como la economía circular para manejo de residuos hospitalarios y el avance en telemedicina e IA aplicada a la salud.
El camino no es sencillo. Una opinión legal emitida por el despacho CG&A,de Juan Carlos Castillo, revela un obstáculo estructural: la Ley de Cámaras Empresariales y sus Confederaciones exige que una cámara industrial cuente con al menos 100 industriales puros —dedicados a transformación o manufactura— que representen el 25% del giro específico y operen en 10 entidades federativas. De acuerdo con esa postura jurídica, ANAPS no cumpliría este requisito material. «Su naturaleza comercial la ubica fuera del ámbito industrial», concluye el documento, advirtiendo que el uso prematuro de «Cámara Nacional» sin autorización de la Secretaría de Economía podría acarrear multas o clausuras. Y en ese caso, sugieren a ANAPS conformarse más bien en cámara de comercio o servicios bajo Concanaco-Servitur.
Cuestionado en torno a si verdaderamente hay fabricantes incluidos en ANAPS, Salazar asegura que «son más de 120 fabricantes quienes están empujando este movimiento». De ser así, se ve venir un encontronazo.
