Publicado: marzo 4, 2025, 10:30 pm
El último día de febrero, cuando no es año bisiesto, es un día de festejos en la casa real marroquí. Pero el de este 2025, además, ha sido de una enorme importancia. Porque Lalla Khadija, la princesa hija del rey Mohamed VI, ha cumplido la mayoría de edad y, a sus 18 años, ya encara una etapa adulta en la que está llamada a ser uno de los rostros más aperturistas y reivindicativos de la monarquía norteafricana, si bien hay sabe que tiene que actuar con paso firme pero sin precipitarse, ocupando poco a poco el sitio que le corresponde.
Porque a pesar de que acabe de sobrepasar un importante punto de giro en su vida como princesa, lo cierto es que Lalla Khadija lleva prácticamente toda su vida preparándose para ser un miembro más que útil para la realeza de su país. Nacida en 2007, Lalla es la segunda de los hijos que el rey marroquí tuvo con su exmujer, Lalla Salma, casi cuatro años después de que naciese un varón, actual heredero al trono, el príncipe Moulay Hassan, en mayo de 2003.
Aunque es cierto que dada su ley de sucesión parecería que el nacimiento de Lalla Khadija no tenía tanta importancia como la de su hermano mayor, desde aquel momento su padre demostró que la familia real marroquí tenía grandes esperanzas en ella. Para muestra, el perdón masivo que promulgó el monarca, condonando la pena de hasta 9.000 presos a modo de celebración del acontecimiento. Pero hubo un gesto que incluso llamó más la atención de los medios.
Mohamed VI no dudó a la hora de presentarla ante los medios de comunicación del país —acabando los festejos con fuegos artificiales—, una medida un tanto inusual con las mujeres de la familia real que, sin embargo, entroncaba muy bien con la idea del rey de transmitir al pueblo los valores familiares del país alauí y con la enorme presencia que tenía Lalla Salma, a quien se le puede atribuir el mérito de haber hecho progresar el papel femenino dentro de la monarquía, habiendo sido ella la primera consorte marroquí tanto en ser presentada en público como en obtener un título real.
Precisamente tener como referencia a su madre ha sido una enorme lección para Lalla Khadija, que ha intentado asimilar las maneras, el saber estar y el savoir faire de su progenitora tanto en las grandes ocasiones como en el día a día. De hecho, a pesar de tener que sobreponerse a los 11 años, en 2018, al varapalo que fue la separación de sus padres —le ayudó mucho entonces, afirman desde la revista ¡Hola!, su hermano mayor—, Lalla Salma ha seguido siendo para ella todo un pozo de inspiración y conocimiento, estando muy presente en su vida aunque de manera privada. Por ejemplo, el pasado verano, cuando los tres disfrutaron de unas vacaciones en Grecia.
Pero también su padre ha sido elemento diferencial en su educación. Para empezar, quiso que su hija se criase en una casa familiar con mayor tranquilidad, paz, libertad, sosiego y serenidad que en palacio, lo que alejó a la joven de ser el foco de atención de los medios. Asimismo, su primer día de clase estuvo marcado por hacerse a la manera de las monarquías europeas, con los padres acompañando a la joven, que entró para cursar sus estudios de primaria en el Colegio Real de Rabat —el mismo de su padre y en el que también estaba estudiando ya su hermano, ya que es una institución docente creada en 1942 dentro del recinto del palacio—, en un gesto sin precedentes en el país.
De esta manera, Lalla Khadija se iría convirtiendo poco a poco en un rostro habitual de la familia real alauí pero sin que acarreara un peso mediático para ella o distracciones en su formación. Así, con tan solo seis años ya inauguró junto a su madre la Casa de la Vida para los Niños de Casablanca, con diez conoció al matrimonio Macron y 2018 y 2019 fueron consagratorios en lo que será su papel en la monarquía.
En septiembre el primero de dichos años acompañó a su padre en la presentación de un programa de reforma para la educación en Marruecos, lo que la prensa nacional entendió como un primer avance sobre su futuro rol dentro de la familia. Asimismo, fue la portada de la revista femenina marroquí Femmes du Maroc, vistiendo un traje tradicional bajo el título Una mirada al porvenir.
Es en dicha publicación en la que se describe a la princesa como alguien que domina «admirablemente el piano» y que toca «la guitarra a la perfección. «La joven princesa habla con fluidez cuatro idiomas. A saber: árabe, francés, inglés y español. Su Alteza Real la princesa Lalla Khadija continúa con éxito su educación gracias a sus esfuerzos, inteligencia y disciplina», se podía leer en el reportaje que le dedicaba la publicación, donde ya se recalcaban algunas de las causas sociales que serían su centro de acción ahora que es adulta: la educación y los derechos de la infancia, los derechos de las mujeres, la lucha contra el cambio climático o el compromiso con los más desfavorecidos.
A ello hay que añadir algo que le vincula mucho con su padre: su amor por la naturaleza y los animales, lo cual demostró en 2019 inaugurando el jardín zoológico nacional de la capital en el que fue su primer acto oficial en solitario. Sin embargo, luego llegó un período en el que desapareció un tanto de la vida pública, tanto por la pandemia como por sus estudios y el divorcio de sus padres.
Aun así, fue muy sonada su reaparición, ya casi adulta, en el otoño de 2024. Ese octubre, fue una de las figuras de la monarquía alauí que, junto a su padre, su hermano mayor y sus tíos, hizo actor de presencia en varios de los compromisos de la visita oficial de Emmanuel y Brigitte Macron a Marruecos, acompañando casi en todo momento a esta última y demostrando tanto su dominio del idioma como su nueva presencia en la familia real. Un refuerzo que, a buen seguro, irá a más con el paso de los años.
