Publicado: octubre 1, 2025, 1:30 am
Es de sobra conocido que Juan Urdangarin mantiene una relación con su abuela, la reina Sofía, muy cercana. Al ser quizá el más tímido de los cuatro hijos que tuvieron la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin durante su matrimonio, su refugio ha sido casi siempre su familia. De ahí que hace unos meses surgiesen una serie de rumores que barruntaban un posible regreso del primogénito de la infanta a España, añadiendo la información que incluso podía instalarse en Zarzuela junto a su abuela. Sin embargo, fuentes cercanas no solo han desmentido este supuesto, sino que han hecho hincapié en que la actual vida del joven en Londres, lejos de nuestro país, es un plan de futuro más que asentado en su cabeza.
Y, de alguna forma, tiene sentido con respecto a lo que Juan Valentín, que este pasado lunes 29 de septiembre cumplía 26 años —se desconoce cómo lo ha celebrado, aunque bien podría haber aprovechado el pasado fin de semana junto a sus amigos, su hermana Irene, que también vive en Reino Unido, o incluso si su madre ha podido ir a visitarle—, vivió durante su infancia y adolescencia en España, razones por las que decidió emigrar pronto del nido y concebir su proyecto vital en la capital británica.
No quiere decir que no tenga muy presente a los suyos —de hecho ha disfrutado este verano de unas vacaciones con todos ellos en Bidart—, pero sí que su vida está muy marcada por la rutina, el trabajo y, sobre todo, seguir manteniéndose alejado del foco mediático, blindando su intimidad con un especial hermetismo ante la prensa sensacionalista, con la que ha tenido que lidiar desde su nacimiento y no siempre por ser parte de la familia real borbónica.
Juan Valentín nació en 1999, en la Clínica Teknon de Barcelona, ciudad en la que residió hasta los diez años, con un parón de tres años, de 2009 a 2012 en Washington D. C., otros dos años en la ciudad condal, y más tarde, Ginebra. Para 2017 había finalizado sus estudios en la prestigiosa International School of Geneva (Ecolint), un centro académico privado de carácter internacional. Al año siguiente comenzó la carrera de Relaciones Internacionales y Economía en la Universidad de Essex, donde se acabaría graduando.
Aquellos años académicos serían clave en su vida, dado que no solo conoció la independencia, sino también el anonimato y ciertas inquietudes filantrópicas, razón por la que antes de acabar compartiendo piso con un amigo en Londres estuvo durante un año sabático dedicado a colaborar en Sauce, la ONG del jesuita Kike Figaredo para ayudar a las comunidades desfavorecidas en Camboya, experiencia de la que extrajo algunas de sus mayores experiencias vitales y que reforzaron su idea de trabajar para provocar un impacto positivo en el mundo.
Algo que, de hecho, él no había podido experimentar del todo. Debido al juicio, condena y posterior ingreso en prisión de su padre, así como a la imputación de su madre, todo por el Caso Nóos, que además conllevó su divorcio, Juan Valentín Urdangarin vivió una adolescencia marcada por el foco mediático y, además, de acoso escolar, siendo víctima de insultos y episodios inexcusables en los centros académicos de España, razón por la que migró para buscar un entorno distinto en Estados Unidos y, posteriormente, Suiza.
Su carácter algo retraído, tímido pero empático provienen en su mayor parte de dichos años, pero conforme se pudo ir alejando del ruido mediático ha conseguido equilibrar su vida con un círculo cercano fuerte, relaciones de amistad duradera —es el único hijo de los exduques de Palma a quien no se le conoce pareja— y una importante rutina en la que tiene mucho que ver su trabajo.
Porque ha ido escalando en Extreme E, una compañía fundada por el yerno del expresidente José María Aznar, Alejandro Agag, con la que se organizan competiciones de coches eléctricos en entornos donde el cambio climático ha hecho estragos para promover la sostenibilidad y el ecologismo, las dos grandes bazas de la empresa. Juan Urdangarin comenzó como asistente de producción en las categorías inferiores, si bien ha ido ganando experiencia gracias a la participación en la logística y la coordinación de eventos de carácter internacional.
De ahí que pase gran parte del tiempo viajando y haya recorrido multitud de ciudades y rincones del mundo, permitiendo que lo que había demostrado en su voluntariado siga muy presente en su vida. Cabe recordar que la revista ¡Hola! publicó hace un tiempo unas imágenes suyas repartiendo agua en un puesto de hospitality, lo que de alguna forma refuerza las ideas de que es prefiere la discreción y de que se implica a la hora de ayudar.
Eso no quita que no haya sido noticia. De hecho, se ha especulado mucho sobre cuál es su relación con sus primas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, así como con sus tíos, los reyes Felipe VI y doña Letizia, dado que él fue una de las grandes ausencias al 18º cumpleaños de la princesa heredera, la última cita familiar que reunió a toda la familia Borbón. De ahí que se desconozca si tienen una comunicación fluida o si solo es una cordialidad lo que tiene con el núcleo de la monarquía.
Sea como fuere, su presente y su futuro están ahora mismo en Londres, donde sabe que debe seguir cogiendo experiencia laboral y cuidar a su círculo de amistades, en una nueva etapa de su vida, ahora con 26 años y mucho más asentado, aunque igual de hermético con la prensa.