Publicado: marzo 12, 2025, 12:30 am
Como no podía ser de otro modo, dada la coyuntura actual que enfrenta geopolíticamente, a Canadá y a los Estados Unidos de Donald Trump, sobre todo en el tema arancelario, muchos se preguntan quién es Mark Carney, quien ha sido nombra como el sucesor de Justin Trudeau al frente del país norteamericano hasta que se celebren las próximas elecciones, donde a buen seguro se presentará como candidato. Aunque para entonces los ciudadanos canadienses podrán discernir cómo ha sido su gestión de la actual crisis en la que está sumido a causa de su vecino del sur, lo que ha hecho que incluso busque aliados como, mirando aún más abajo en el mapa, México.
Mark Carney ha sido alguien siempre muy centrado en su trabajo, una de las cualidades que más se han resaltado de él en los últimos días. Entre otras cosas, porque aprendió a focalizarse en algo de pequeño, ya que nació en uno de los lugares más despoblados no solo de su país, sino del planeta. La ciudad fue Fort Smith, pero lo importante es dónde está ubicada: en los Territorios del Noroeste —Canadá está dividida en diez provincias y tres territorios—, una extensión de tierra que casi triplica los kilómetros cuadrados de España pero cuya población apenas supera los 41.000 habitantes. Como la ciudad de Soria o la mitad de todos los que viven en Ceuta.
Aun así, a los seis años su familia —cuyos ancestros son irlandeses— se mudó a Edmonton, dado que su padre consiguió un puesto como profesor de la Universidad de Alberta. Eso le abriría las puertas, tanto a él como a sus tres hermanos, para poder estudiar tanto en Harvard. Además, más tarde entraría en la Universidad de Oxford, donde comienza su historia de amor, en los años 90, con la economista especializada en países en vías de desarrollo Diana Fox.
Y es que ambos tenían una pasión en común, que no era otra que el deporte nacional de Canadá, el hockey sobre hielo. Por aquel entonces, Carney compartía habitación con Matt Benning, quien llegaría a ser jugador profesional en la NHL —la Liga Nacional de Hockey— y que hoy por hoy es inversor de éxito, y juntos solían asistir a los entrenamientos y los partidos nocturnos de Fox, según explicó para The Telegraph Jocelyn Taguchi, quien estaba en el equipo femenino.
Curiosamente, Fox tenía fama de ser la mejor de su equipo, muy buena patinadora y delantera, mientras que de Carney se ha dicho que era un gran portero. Comenzaron a salir y no tardaron demasiado en casarse, dado que se dieron el «Sí, quiero» en 1994, mientras él estaba terminando todavía su tesis doctoral. Hay que añadir que no abandonaron el deporte, dado que Fox continuó con el Club de Hockey sobre Hielo de la Universidad de Oxford —mientras estudiaba en un centro asociado, el Nuffield College— y él ha llegado a correr las maratones de Londres y Ottawa y ha asistido en varias ocasiones a Wimbledon.
Porque, entre otras cosas, el matrimonio ha viajado muchísimo. Por un lado, al comienzo de su vida como marido y mujer, Carney estuvo trece años en Goldman Sachs, lo que le llevó a trabajar en sus sedes de Londres, Tokio, Nueva York y Toronto, aunque tras ser nombrado primero subgobernador y después gobernador del Banco de Canadá, se mudaron al barrio Rockcliffe Park, de Ottawa. Luego llegaría el momento de asumir el mismo puesto en el Banco de Inglaterra, por lo que la familia se marchó a Londres, donde llegaría a conocer a la reina Isabel II.
Tras dejar el cargo, regresó a Canadá. Sus etapas en Reino Unido, sin embargo, fueron muy placenteras. No por nada su esposa, que tiene la doble nacionalidad, es miembro de una adinerada familia británica de criadores de cerdos, estando una de sus hermanas, Tania Jane, divorciada de un barón, Lord Rotherwick, que ha sido motivo de polémica por sus amistades, ya que estuvo relacionado con el príncipe Andrés y con Ghislaine Maxwell, mano derecha de Jeffrey Epstein.
Además, por motivos de trabajo ha visitado largas temporadas diversos puntos de África, amén de América del Norte y Europa. Fox, de hecho, es conocida, más allá de por ser muy reacia a aparecer en público y a dejarse fotografiar, por las diferentes causas por el medio ambiente y en pro de la justicia social que defiende, razón por la que ha colaborado activamente con diferentes organizaciones benéficas y que, además, es algo que le ha inculcado a sus hijas.
Porque el matrimonio entre Mark y Diana ha dado como fruto cuatro hijas: Cleo, Sophia, Amelia y Tess. La primera de ellas, quizá la más conocida, estudia también en la Universidad de Harvard, amén de trabajar como reportera estudiantil para Bluedot Living, un boletín universitario sobre clima y sostenibilidad, y estar dentro de la junta directiva del Instituto Bluedot, una organización sin ánimo de lucro centrada en la lucha contra el cambio climático.
Asimismo, en 2023 llegó a presentar una serie de conversaciones sobre cocina y clima, en la que se incluyó un episodio en el que aparecía junto a su padre. Por si fuera poco, también se ha interesado mucho por la industria minera estratégica, un área que exploró durante su tiempo en TechMet LTD, una empresa centrada en la obtención de minerales críticos para la transición energética.
Sus otras tres hijas, sin embargo, han preferido por ahora alejarse del foco público y se sabe poco sobre ellas, más allá de que la BBC informó en 2018 que estaban terminando sus exámanes A-Levels y GCSE (Certificado General de Educación Secundaria, en sus siglas en inglés), lo que en España podría considerarse Selectividad y Bachillerato.
