Era 1986 cuando Giuseppe Tornatore debutaba con El profesor, una adaptación a cine de la novela homónima de Giuseppe Marrazzo que versa sobre un preso (apodado «el profesor») que se hace respetar en prisión tras desafiar a un jefe de la Camorra.
Y, aunque de ejemplos de obras que exaltan el amor al séptimo arte de sus directores en forma de autobiografía está llena la historia del cine, lo que es poco habitual es que este relato surja nada más empezar la carrera. Pero Tornatore lo hizo, en 1988, cuando estrenó Cinema Paradiso. Y, además, le salió muy bien. Tanto que alzó un Oscar a mejor película extranjera.
Tal vez porque lo hizo a través de dos personajes que, aunque anclados en una época concreta en el tiempo, poseían cualidades completamente atemporales con las que generaciones y generaciones de amantes del cine podrían sentirse identificados. Uno era Afredo (Philippe Noiret). El otro era, cómo no, el inolvidable Salvatore di Vita, maravillosamente interpretado por Salvatore Cascio.
El pequeño Cascio, o Totò, como es conocido popularmente, contaba nueve años cuando fue elegido para ser el joven protagonista de Cinema Paradiso, elegido después de aparecer en un programa de Canale 5 (Maurizio Constanzo Show). Compitiendo con Alan Alda, John Hurt o Al Pacino, ganó el premio BAFTA a mejor actor de reparto. Parecía que podría esperarle una carrera internacional estelar en el mundo del cine. Pero, tras algunos proyectos más en el cine italiano, se retiró de la interpretación.
Volvió de su retiro ya cumplidos los veinte años para algún pequeño papel en televisión (Padre Speranza es el último, en 2002), pero Cascio siempre ha mantenido que, tras su intensa experiencia, agradece «vivir en el privilegio del anonimato».
Eso sí, en 2022 escribió un libro firmado como Totò Cascio, La gloria e la prova. Il mio Nuovo Cinema Paradiso 2.0, en el que cuenta por qué desapareció y da «toda la información que no quiso dar a los periodistas».
«Fue una grave enfermedad —retinitis pigmentosa con edema macular, que le provocó una pérdida progresiva, irreversible y casi total de la visión— la que le hizo abandonar lo que era una carrera prometedora y radiante.»
Reza también la presentación de su libro que, a sus cuarenta y cinco años, «Totò Cascio ha encontrado la fuerza y las ganas de contar su experiencia en un libro que es a la vez una memoria cinematográfica y una historia de formación y renacimiento. Gracias a su fe, su coraje y la conciencia que ha adquirido, ahora puede volver a vivir una vida que valga la pena».
Casi tres años después de su publicación, Cascio sigue girando por toda Italia haciendo presentaciones y firmas de ejemplares del libro.