Publicado: julio 10, 2025, 6:30 am
Andrea Russo tenía 35 años y era residente de Calcinate, una pequeña localidad cercana a Bérgamo, en el norte de Italia. El martes 8 de julio de 2025, en el aeropuerto de Bérgamo, en Roma, Russo se dirigió a toda velocidad hacia un Airbus A319 de la aerolínea española Volotea, que en ese momento se encontraba en fase de retroceso para iniciar el camino hacia la pista de despegue. Su destino era el aeropuerto de Asturias, en Oviedo. Russo primero intentó alcanzar el motor derecho, pero luego se desvió hacia el izquierdo, desde la parte trasera del avión. Fue en ese momento cuando fue succionado de forma fulminante por la turbina.
Según reconstruye la Fiscalía italiana, Russo forzó con el hombro la puerta que da acceso a la pista de aterrizaje, en el momento en que se abría para permitir el paso a personal autorizado. Fue entonces cuando irrumpió en la pista corriendo, eludiendo los controles de seguridad, y provocando la activación inmediata de las alarmas. El personal de seguridad del aeropuerto inició una persecución, pero ya era tarde.
Minutos antes, Russo llegaba al aeropuerto de Bérgamo en su coche, un Fiat 500 naranja, que dejó aparcado de forma anómala. El vehículo quedó en sentido contrario a la circulación, frente a la terminal de llegadas y con las llaves puestas. Un gesto que, según las pesquisas, refuerza la idea de una decisión premeditada más que impulsiva.
Una «buena persona que trataba de rehacer su vida»
Su vida, como ahora reconstruye la Fiscalía italiana, estuvo marcada por episodios de vulnerabilidad emocional y una juventud complicada. Según han declarado sus allegados a medios italianos como Il Corriere della Sera, Andrea había atravesado periodos difíciles relacionados con la adicción a sustancias, por lo que en el pasado había sido internado en varios centros de rehabilitación. A pesar de ello, sus conocidos lo describen al medio italiano como “una buena persona que trataba de rehacer su vida”, alguien que intentaba retomar el rumbo y recuperar cierta normalidad.
No se conocen detalles recientes sobre su actividad profesional o su entorno familiar, pero sí ha trascendido que en los últimos tiempos parecía haber alcanzado cierta estabilidad. Esta aparente recuperación hace aún más desconcertante la tragedia que tuvo lugar en el aeropuerto de Orio al Serio, y que ahora ha conmocionado tanto a Italia como a España.
El aeropuerto de Bérgamo paralizó todas sus operaciones durante casi seis horas, mientras se procedía al levantamiento de restos, la limpieza de la pista y la investigación inicial de los hechos. La Fiscalía italiana, encabezada por el fiscal Maurizio Romanelli, ha abierto una investigación con dos líneas principales: por un lado, esclarecer si la muerte fue un suicidio premeditado, como apuntan todos los indicios; y por otro, analizar posibles fallos en los protocolos de seguridad aeroportuaria que permitieron una irrupción tan directa en la pista de operaciones.
En paralelo, la Fiscalía también trata de «reconstruir las últimas horas» de Andrea Russo, así como de «comprender su perfil psicológico», en busca de algún elemento que ayude a explicar el contexto de su decisión. No se descarta, además, que pudiera haber habido algún tipo de presión externa o influencia que le empujara a cometer este acto.