Publicado: julio 7, 2025, 8:00 am
Desde su nombramiento en 2018, David Colmenares Páramo ha encabezado la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en un periodo marcado por la expansión del gasto público, la ejecución de megaproyectos federales y una creciente demanda social por transparencia. Su gestión ha sido objeto de elogios por avances tecnológicos, pero también de severas críticas por presuntas omisiones en auditorías clave.
Durante su administración, Colmenares impulsó una serie de reformas operativas y tecnológicas: Digitalización de procesos: Implementación del Buzón Digital, el Sistema de Control de Auditorías Federales (SiCAF) y la Firma Electrónica Avanzada; Cobertura ampliada; se alcanzó una cifra histórica de más de 2,300 auditorías anuales sin incremento presupuestal y auditoría integral; nuevo modelo que permite revisar todos los recursos federales ejercidos por una entidad en un solo procedimiento.
Uno de los episodios más polémicos fue el convenio firmado en 2020 con la Secretaría de Energía para realizar una “fiscalización preventiva” del megaproyecto de la refinería de Dos Bocas. Aunque se realizaron 34 auditorías, solo se detectaron montos por aclarar equivalentes al 0.014% del gasto total reportado, pese a que el costo se triplicó y se documentaron adjudicaciones directas a empresas vinculadas a funcionarios. Críticos, incluidos exfuncionarios de la ASF, han calificado esta estrategia como una forma de “auditoría a modo”, que habría debilitado el carácter independiente del órgano fiscalizador.
Es fuertemente cuestionada la Reducción de auditorías al gobierno federal: En 2018, el 51% de las auditorías se dirigía al Ejecutivo; en 2024, esta proporción cayó a menos del 34%.
Su enfoque en gobiernos locales que consiste en priorizar la fiscalización de municipios y estados, lo que ha sido interpretado por algunos legisladores como una estrategia para evitar confrontaciones con el poder central.
Se le acusa de tener una colaboración con gobiernos estatales como Sinaloa, que registró cero observaciones en 2024. |
Se señalan omisiones en auditorías a megaproyectos, falta de contundencia en observaciones y una actitud complaciente con el Ejecutivo.
La gestión de David Colmenares Páramo representa una dualidad: por un lado, avances técnicos y operativos que fortalecen la capacidad institucional de la ASF; por otro, cuestionamientos sobre su independencia y rigor frente al poder político. Su legado dependerá de si estos cambios estructurales logran consolidarse como herramientas efectivas de rendición de cuentas o si quedarán opacados por la percepción de una fiscalización selectiva. Hasta la próxima,