Publicado: diciembre 21, 2025, 3:17 am
Benito Tesier es una destacada figura en la industria de automoción en España, tanto por su desempeño en Brembo como por su participación en asociaciones sectoriales como CAAR, CEDE, FEMZ, Cepyme y Sernauto. Con reconocimientos a su trayectoria como el Premio de Honor Mobility 2025 y el premio ADEA 2025 al Directivo del Año en Aragón, Tesier repasa las claves a tener en cuenta en el presente del futuro de la automoción española. —Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos han irrumpido con fuerza en Europa. ¿Cómo está afectando esta llegada al mercado español? —En 2025, las marcas chinas ya han consolidado una presencia notable en España. Superan el 12% de las matriculaciones en los primeros nueve meses del año, un crecimiento que pocos anticipaban con tanta rapidez. Y han reaccionado rápido a los aranceles impuestos por la Unión Europea al vehículo eléctrico: cambiando su mix de producto hacia el híbrido e híbrido enchufable, y anunciando la fabricación en Europa. Y con resultados claros en ambas estrategias ya que superan el 20% de las ventas en SUVs medios híbridos y recientemente, Stellantis ha confirmado la fabricación de vehículos eléctricos de la marca Leapmotor en España. Debemos ver este desembarco como una transformación estructural del mercado y por eso, desde Bruselas se quiere impulsar un marco reglamentario que exija un contenido mínimo de producción europea en estos vehículos y sus componentes. —La relación entre Aragón y China en el sector de la automoción parece fortalecerse a gran velocidad. ¿Qué está impulsando este vínculo? —Efectivamente, la relación económica entre China y Aragón vive un momento determinante. El proyecto más relevante es la gigafactoría que CATL y Stellantis construyen en la comunidad: una inversión de 4.100 millones de euros con una capacidad de producción de 50 GWh. La primera piedra se colocó el pasado 26 de noviembre, y las primeras líneas podrían estar operativas entre 2026 y 2027. A este proyecto se suma la posibilidad de que Leapmotor elija la planta de Figueruelas para producir sus modelos eléctricos desde 2026. Además, la región ya está atrayendo nuevos proveedores chinos que completarían el ecosistema de la movilidad aragonesa, reforzando nuestra posición como lideres del sur de Europa. Y todo ello se debe a que encuentran un tejido industrial competitivo, energía renovable, agilidad administrativa y paz social, claves para generar confianza en los inversores. —A pesar del impulso industrial, la transición hacia el vehículo eléctrico avanza más lento de lo previsto. ¿Por qué se produce este retraso? —Existe un claro desacople entre las exigencias regulatorias de la UE la realidad del mercado. La infraestructura de recarga sigue siendo insuficiente y los costes del vehículo eléctrico continúan siendo elevados para una familia media. Esto provoca que la demanda no alcance los niveles esperados y que ciertos proyectos industriales necesiten una mayor flexibilidad. El CEO de Stellantis señaló recientemente que los objetivos europeos deberían adaptarse, proponiendo retrasar el veto al motor de combustión de 2035 a 2045. Europa debe gestionar esta transición con responsabilidad: la automoción emplea a 20 millones de personas y cualquier decisión tiene un impacto directo en el tejido económico y social. —En este contexto, España tiene uno de los parques automovilísticos más antiguos de Europa. ¿Qué consecuencias tiene? —Según la Asociación Europea de Fabricantes de Vehículos (ACEA), la antigüedad media en España supera ya los 15 años. Solo algunos países, como Grecia, presentan cifras similares. Esto refleja que el consumidor no percibe mensajes claros sobre qué vehículo comprar. La incertidumbre tecnológica le lleva a retrasar la decisión o recurrir al mercado de segunda mano, que duplica en volumen al de vehículos nuevos. Un parque envejecido implica menor seguridad, por la falta de sistemas avanzados de asistencia a la conducción, y más emisiones. Por este motivo, las ayudas a la compra deberían ser más amplias y no centrarse exclusivamente en el eléctrico: los híbridos e híbridos enchufables, que son hoy las opciones preferidas por muchos consumidores, permitirían una reducción inmediata tanto de emisiones como de riesgos en carretera. —Aragón presume de un ecosistema industrial muy sólido. ¿Cuál es la dimensión real del sector automoción y movilidad en la región? —Estamos ante una de las mayores concentraciones industriales del sur de Europa. Más de 300 empresas forman este ecosistema, con 34.000 trabajadores, el 27% del empleo industrial de Aragón, y un volumen de negocio que supera ya los 14.000 millones de euros. Este tejido combina experiencia, conocimiento, capacidad tecnológica y una fuerte proyección internacional. Esa solidez explica por qué Aragón está atrayendo grandes inversiones y nuevos actores internacionales.. —¿Y cómo imagina el sector dentro de diez años? —La próxima década estará marcada por la electrificación, la reconfiguración de las cadenas de valor y la llegada de nuevos actores internacionales. La gigafactoría es solo la primera pieza de un cambio estructural. Veremos un ecosistema más diversificado, con más empresas vinculadas a la movilidad eléctrica, mayor presencia de proveedores asiáticos, y un crecimiento de actividades relacionadas con software, automatización avanzada, eficiencia energética o nuevos materiales. Todo ello permitirá que Aragón mantenga en los próximos años un papel destacado dentro de la industria automotriz europea. —En el plano personal y profesional, ¿qué próximos retos se plantea? —Mi objetivo es seguir impulsando proyectos que consoliden la posición de Aragón en la nueva movilidad y acompañar a las empresas en sus procesos de transformación. Quiero contribuir a reforzar la competitividad del ecosistema industrial, atraer nuevos actores y fortalecer la colaboración público-privada. Uno de los grandes retos será anticipar las necesidades de talento y preparar al tejido productivo para una transición tan profunda como la que vivimos. Aragón se enfrenta a uno de los desafíos industriales más ambiciosos de los últimos 50 años y, como sociedad, debemos estar a la altura.
