Ana Obregón: "Heredé de mi padre un cociente intelectual alto. Por eso, medité dos años lo del nacimiento de mi nieta, Anita" - Venezuela
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Ana Obregón: «Heredé de mi padre un cociente intelectual alto. Por eso, medité dos años lo del nacimiento de mi nieta, Anita»

Publicado: agosto 13, 2025, 3:30 am

Ana Obregón se ‘despide’ de sus habituales posados en Mallorca, cerca de su casa familiar, que ella y sus hermanos pusieron a la venta el pasado año por 35 millones de euros, aunque todavía no han podido venderla. Lo hace con una sesión de fotos y una entrevista en la revista Hola, mirando al mar y en bañador.

Ana posa en El Manantial con su nieta Ana Sandra, que cumplió dos años en marzo, y es hija de Aless, su único hijo, fallecido de cáncer hace cinco años. En relación con el hecho de que decidiera convertirse en abuela por gestación subrogada siguiendo un deseo de su hijo póstumo, la actriz comenta en la revista: «Yo heredé de mi padre un cociente de inteligencia alto y alguien con ese cociente de inteligencia no toma una decisión tan importante en su vida sin meditarlo mucho. Lo medité durante dos años».

Nuevamente, Ana considera que la niña es «un milagro. Me emociona ver cada día cómo vuelvo a resucitar a través de sus ojos. Con ella, todo es un volver a empezar».

Según relata, la niña «es clavada a su padre. También en su personalidad. Si alguien dudaba, se ha tenido que callar, porque es un clon. Pienso que Dios ha querido que sea así».

La actriz, que no quiere perderse ni un minuto del crecimiento de su nieta, asegura que los comentarios de la gente sobre su situación personal «me importan tres pitos» y dice que lo único de lo que se arrepiente en su vida es de «todas las horas que trabajé en lugar de estar con mi hijo. Ahora no me quiero perder nada de Anita».

De su nieta señala que es muy alta y lleva talla de cuatro años. La llama ‘Anita Dinamita’, como la llamaban a ella en la universidad (donde estudió Biología) y que la lleva al pediatra cada tres meses. «Mi hermana me dice que exagero pero creo que es lógico y humano. Ella es lo único que tengo en el mundo y no quiero que le pase nada».

El recuerdo de su hijo está muy presente, tanto que ella y la niña duermen en la habitación de Aless, que está como la dejó él al morir. Y las conversaciones sobre el joven son continuas y permanentes con Anita. Augura Ana que la niña va para actriz. «Cuando aporrea el piano nos pide aplausos. No sé lo que va a ser, pero creo que va a ir más por actriz que por otra cosa».

Respecto a la casa de Mallorca, ella preferiría no venderla, pero respeta la opinión de sus cuatro hermanos. «Ha venido gente de fuera a ver la casa, españoles ninguo. Estamos estudiando ofertas. Pero este verano queríamos estar todos aquí. Cuando vengo, veo a mi hijo correteando por sus pasillos. Sinceramente, también duele estar aquí».

A sus 70 años, la actriz dice que no se mira en el espejo desde que su hijo murió y que no le importan las arrugas, pero que el curso que viene retomará clases de ballet y yoga. «El deporte me aburre».

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