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Alfonso Balmori, biólogo: «Todo esto de nuestro entorno está interfiriendo en el bienestar sin que lo sepamos»

Publicado: noviembre 10, 2025, 1:00 pm

¿Cuál es la razón que desconocemos y que hace que muchos nos despertemos con dolor de cabeza, cansancio o irritabilidad, como si existiera algo invisible que nos afecta a todos al mismo tiempo? ¿Qué elementos de nuestro entorno actúan sobre nuestro bienestar sin que seamos conscientes de ello? El biólogo Alfonso Balmori Martínez, autor del libro ‘Humanos Antena, cómo nos afectan los cambios atmosféricos y la radiación electromagnética‘ (ed. Arcopress Libros) profundiza en estas influencias ‘invisibles’.

Y es que existen radiaciones naturales que proceden tanto de la atmósfera como de nuestro entorno, que interfieren con las radiaciones tecnológicas de la sociedad moderna hasta el punto de condicionar nuestra salud, nuestras emociones e incluso la capacidad de concentración. Balmori explica las interacciones que no vemos porque «como seres vivos no estamos aislados, ni de la naturaleza ni de las radiaciones tecnológicas, y eso es pura ciencia, no es un concepto imaginario ni mágico, y sí la forma científica de explicar fenómenos aparentemente inexplicables».

Así es como la meteorología influye en nuestro día a día

Balmori comienza explicando que «en pleno siglo XXI, desconocemos todavía hasta qué punto ciertos elementos poco conocidos de la naturaleza influyen en nuestro día a día y se entrometen también en las sensaciones más íntimas y personales, como los estados emocionales concretos. Por ejemplo, los animales y los árboles actúan como bioindicadores esenciales, reflejando la salud del entorno que compartimos; su bienestar o deterioro revela el impacto de nuestras acciones sobre el equilibrio del hábitat humano».

La biometeorología investiga los cambios que se producen en los seres vivos en relación con las circunstancias atmosféricas. «Las condiciones meteorológicas afectan a todas las especies, tanto animales como vegetales, y, por supuesto, al hombre. La temperatura es uno de los factores atmosféricos que más claramente condicionan el comportamiento de los seres vivos: vegetales, animales y personas».

«Hoy sabemos que las descargas eléctricas, por ejemplo, generadas en frentes fríos con tormentas asociadas —aunque se encuentren a miles de kilómetros— emiten impulsos electromagnéticos que viajan a la velocidad de la luz y alcanzan grandes distancias. Algunas personas y animales son especialmente sensibles a estas señales. La hipersensibilidad que manifiestan algunos enfermos crónicos —cuyos síntomas empeoran antes de un cambio meteorológico— parece estar estrechamente relacionada con la llegada de estos impulsos electromagnéticos invisibles».

«La meteoropatía es una extraña dolencia común en la población»

El biólogo continúa explicando cómo el tiempo afecta a nuestra salud y nuestro ánimo hablando de la meteoropatía y de una base científica: «Se trata de un trastorno psicoorgánico relacionado con los fenómenos meteorológicos. Cada vez se acumulan más evidencias de la interacción entre las variaciones periódicas de los factores meteorológicos y los sistemas biológicos. Los impulsos electromagnéticos generados por los rayos, por ejemplo, actúan como desencadenantes de cambios en el bienestar somático y emocional».

Algunos de los síntomas meteoropáticos más frecuentes son las alteraciones del estado anímico, debilidad, hipertensión, cefalea, dolores reumáticos, enfermedades cardiovasculares, artritis, hipertiroidismo, estrés, ansiedad, irritabilidad, alteraciones neurológicas, migrañas, crisis epilépticas, agudización del asma y variaciones de la glucemia, según continúa exponiendo Balmori. No es una sensación, es una realidad. «Nuestro comportamiento es, en parte, el resultado de las características físicas del entorno, que estimulan o modulan nuestro organismo».

Las meteoropatías, que tienden a intensificarse con la proximidad de los cambios de tiempo, «suelen manifestarse de forma más evidente y persistente en personas con ansiedad, depresión o trastornos neurológicos. Aunque siempre han existido personas meteorosensibles, la meteoropatía ha aumentado especialmente en los tiempos recientes, probablemente causada o acrecentada por la forma de vida moderna».

¿Cómo nos afecta la telefonía móvil?

Balmori expone que «en las últimas décadas se han instalado cientos de miles de estaciones base de telefonía móvil y otros tipos de antenas de tele- comunicaciones inalámbricas pero solo se han considerado los aspectos estéticos o la normativa urbanística. Hasta la fecha, no se ha evaluado el impacto biológico, ambiental y sanitario de las emisiones de radiación electromagnética no ionizante, algo que tiene efectos sobre la salud de las personas que viven o trabajan cerca de esas antenas».

En este sentido, «existe una sintomatología específica relacionada con la exposición a las radiofrecuencias a bajos niveles de intensidad, caracterizada por alteraciones funcionales del sistema nervioso central (cefalea, insomnio, malestar, irritabilidad, depresión, pérdida de memoria, mareos, fatiga, náuseas, pérdida de apetito, dificultad para concentrarse), que se ha denominado ‘enfermedad por radiofrecuencia'».

Entre los efectos observados se incluyen «un aumento en la tasa de abortos espontáneos, alteraciones en el recuento de glóbulos rojos y blancos, así como un incremento en los casos de cáncer infantil. Estos hallazgos respaldan la hipótesis de que esta exposición puede ser potencialmente cancerígena y conllevar otros riesgos para la salud. Los científicos especia- lizados en el estudio de los efectos de los campos electromagnéticos son plenamente conscientes de la gravedad del problema«.

«Los seres humanos somos sensibles a las radiaciones artificiales que afectan a nuestras células»

Los seres vivos en general, y los humanos en particular, «somos extremadamente sensibles a las radiaciones electromagnéticas artificiales que afectan de una manera u otra a nuestras células y órganos. Numerosos estudios alertan del incremento de tumores cerebrales en los usuarios de teléfonos móviles, justamente en los puntos del cerebro donde se produce la mayor penetración de la radiación. Las mutaciones en el ADN son el primer paso para la aparición de tumores y enfermedades neurodegenerativas», explica Balmori.

A medida que avanza el conocimiento sobre la influencia de factores físicos (los pulsos de radiación electromagnética generados por las descargas de rayos durante las tormentas eléctricas, la actividad geomagnética y solar), y sus efectos sobre las personas, «la naturaleza vuelve a recordarnos nuestro verdadero lugar: el de una especie más sujeta, como todas, a los vaivenes del tiempo. Y en este caso, hablamos tanto del tiempo atmosférico como del tiempo cronológico».

Infinidad de artículos publicados en los últimos años revelan la existencia de «una importante influencia de los factores geofísicos (los cambios en la actividad solar y las perturbaciones geomagnéticas) sobre los parámetros fisiológicos, biológicos y de salud en las personas sanas. Se ha comprobado que una variación acusada de esos parámetros puede causar problemas de salud en los seres vivos y que existe una proporción de las personas que tienen predisposición a problemas adversos de salud producidos por las variaciones geomagnéticas», concluye el autor de ‘Humanos Antena’.

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