Publicado: diciembre 13, 2024, 2:15 am

Adriana Torrebejano entra en la clínica Relevium, donde hemos quedado. Rectifico, primero entra su sonrisa y luego ella, una sonrisa de esas que llenan todo el espacio, extensa, sólida, firme, tanto que es la que sostiene sus días. El pilar fundamental en la montaña de proyectos en los que está inmersa.

Con solo 33 años recién cumplidos, se ha convertido en una de las actrices más solicitadas. En el último año ha estrenado dos películas, una serie, está rodando otra y a punto de estrenar Micaela, el último filme del director Daniel Calparsoro.

Me asegura que, en esta locura de trabajo en la que está sumergida, la salud es importante. «Aunque en casa del herrero, cuchillo de palo», añade. Y es que me ha citado en la clínica de fisioterapia y odontología de la que es socia, su plan B en la vida, aunque parece que nunca lo vaya a necesitar: «Quería montar algo que no tuviera nada que ver con interpretación, porque esta carrera es muy larga y nunca se sabe».

Su última serie, A qué estás esperando, la adaptación de una de las novelas de la archiconocida Megan Maxwell, acaba de emitir su último capítulo. «Ella escribe con una libertad absoluta del cuerpo de la mujer, que hace que las mujeres se quieran, se respeten, se valoren y no se las juzgue por lo que hacen», me asegura. Una tórrida historia que protagoniza junto a Rubén Cortada, en la que se abordan temas tan importantes como la libertad sexual de las mujeres.

«Me gusta realmente mi personaje, porque dice ‘soy madre’, pero también ‘qué coño’, y da rienda suelta a su sexualidad. Estamos acostumbrados a ver a un hombre que hace lo que quiere, pero una mujer que hace lo que quiere cuesta mucho, y encabezando una serie cuesta más», dice. Y añade: «Una mujer libremente sexual y que diga ‘me gusta follar’, todavía choca un poco…, sigue habiendo mucho tabú, porque hay una sociedad que todavía juzga a una mujer que dice eso abiertamente».

Comenzó como actriz a los 12 años y desde entonces no ha parado. Siempre lo tuvo claro, es lo que la hace feliz: «Pero aquí no llega la que más trabaja, aquí no funciona eso, es un factor muy de suerte, de que pase el tren cuando tú estabas justo en el andén diciendo ‘pues me subo».

Aquí no llega la que más trabaja, aquí no funciona eso, es un factor muy de suerte

Y ella se subió sin pensarlo al tren de Políticamente incorrectos, la exitosa comedia sobre la política española, que se estrenó este año y que ha significado un punto de inflexión en su carrera: «sí, ha sido muy importante para mí, es una hipérbole donde entiendes que la política es aparentar y sentir que tienes el control de algo que ni siquiera te importa. Como ciudadano dices ‘es que no me están ayudando en nada’, simplemente es ver quién tiene los huevos más gordos, como digo yo”.

Pero no es el único de sus proyectos en el que se rompen estereotipos, también está la segunda temporada de la serie Machos Alfa, que se estrenará en 2025. «Me gusta mucho cómo hablan del tema y lo abordan los hermanos Caballero, porque es desde la comedia, y desde allí se puede hablar de todo».

Ella habla, y lo hace sin pelos en la lengua y con esa sonrisa indeleble, por eso sostiene que, respecto al papel de la mujer en su sector, se ha avanzado mucho, pero todavía queda por hacer: «Por suerte, cada vez hay más mujeres trabajando, escribiendo, dirigiendo… y eso hace que se cuenten todo tipo de historias. Ahora tenemos entidad propia, nos pasan cosas y, para que eso suceda, tiene que haber muchas mujeres detrás».

Por suerte, cada vez hay más mujeres trabajando, escribiendo, dirigiendo…

Y hablando de papeles de mujeres fuertes, el que interpreta en Loba Negra, la segunda temporada de la serie Reina Roja, que está rodando ahora mismo y del que no me puede dar detalles. Por una vez, y solo en esta ocasión, se calla, no puede revelar nada del personaje. Lo que sí predica, y con todas las letras, es que muchos de sus sueños se han cumplido, pero todavía le quedan: “Me apetecería hacer algo de drama, algo seriote, donde vayas ahí a dejarte la vida». La vida y su eterna sonrisa, pero solo en ese caso, merecería la pena.