Heather Mills, nacida en enero del 68 (a punto está de cumplir los cincuenta y siete años) tenía una carrera sólida en el mundo del modelaje. Aunque no era demasiado conocida, no le faltaba el trabajo a principios de la década de los noventa.
Contaba veinticinco años cuando, en 1993, fue atropellada por un policía que iba en moto. Tras el accidente, la pierna izquierda de Mills no pudo salvarse y sufrió una amputación transtibial (por debajo de la rodilla).
La modelo decidió entonces que, lejos de dejarse aplastar por la situación, le daría la vuelta y conseguiría volverla en su favor. Así, además de la indemnización que le tuvo que dar la policía, cobró más de dos cientos mil euros por vender su historia a una revista, y empezó a desfilar con su pierna ortopédica para dar visibilidad a la discapacidad.
A partir de entonces, la vida de Mills pegó un vuelco. Su popularidad en el mundo del modelaje creció como la espuma, y utilizó su nueva situación para convertirse en abanderada de varias causas benéficas, llegando incluso a participar de una organización para hacer llegar prótesis a víctimas de minas antipersona.
Pero el cambio absoluto llegaría en 1999, cuando su camino se cruzó con el de Paul McCartney, el excomponente de los Beatles, que hacía un año que había enviudado de la que había sido su mujer durante casi treinta años, Linda McCartney.
Contrajeron matrimonio en 2002, cuando ella tenía treinta y cuatro años y él cincuenta y nueve. En 2003 nacería la hija de ambos, Beatrice, pero tres años más tarde el matrimonio se rompería y, según Mills, Stella, hija de Paul, había tenido mucho que ver en ello. Los hijos del cantante aparecieron en todos los medios declarando que ella era una cazafortunas, e incluso su primer marido, Alfie Karmal, escribió una carta pública en la que decía de ella que era «un peligro» y contaba que le había sido infiel y que «buscaba fama y fortuna». Los medios del momento dieron credibilidad al relato.
Tras la separación, Mills se convirtió en la número uno de «la lista de las mujeres más odiadas de Reino Unido», posición que ocuparon también Margaret Thatcher o Camilla Parker Bowles, por ejemplo.
A pesar de ello, Mills, que ya tenía una firme e independiente carrera, personal y profesional, antes de su matrimonio con el exbeatle, ha continuado prosperando en todos los aspectos de su vida.
Además del modelaje, se ha dedicado también al deporte profesional: posee hasta cinco récords mundiales de esquí de velocidad y es «la mujer discapacitada más rápida del planeta», llegando a alcanzar una velocidad de 166,84 km/hora.
Pero, además, sigue siendo una activista incansable: participa en varias plataformas con diferentes causas benéficas (todas ellas pueden verse en su linktree) incluidos los derechos de los animales, y es inversora en varias empresas de comidas y cosméticos veganos.