Publicado: noviembre 17, 2025, 9:00 am

Dos reuniones esta pasada semana sirvieron para que la cúpula militar de EE.UU. informara a Donald Trump de las opciones que tiene ahora, en el momento decisivo, ante Venezuela. El presidente ha mantenido conversaciones en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, para tomar una decisión. La presión militar acumulada en el Caribe, el cerco diplomático a Nicolás Maduro y el despliegue militar sin precedentes han convergido en este punto. Es ahora cuando Trump debe decidir si convierte esa demostración de fuerza, toda la maquinaria movilizada –portaviones, cazas, agencias de inteligencia y aliados regionales– en una orden de actuar.
Por David Alandete / abc.es
Capturar a Maduro
La opción más agresiva, según fuentes conocedoras de esas conversaciones, contempla una acción directa contra Maduro. En los documentos internos aparece descrita como la vÃa rápida, aunque nadie ignora sus riesgos. Incluye ataques selectivos en territorio venezolano, operaciones de captura conducidas por unidades de élite y la posibilidad de eliminar fÃsicamente al lÃder chavista o a su cÃrculo inmediato. Para ello, EE.UU. ha preparado un plan para el despliegue discreto de un destacamento de la Fuerza Delta, cuerpo muy reducido, secreto y especializado en misiones de rescate de rehenes, contraterrorismo, operaciones encubiertas y acciones de alta precisión en territorio hostil.
El argumento jurÃdico es conocido: Maduro está acusado de narcotráfico en tribunales federales y dirige, según Washington, un narcoestado que opera en alianza con cárteles mexicanos y colombianos. En esta hipótesis, EE.UU. actuarÃa en «autodefensa colectiva» en beneficio de Colombia y México, y usarÃa el dispositivo ya desplegado en el Caribe para ejecutar acciones de castigo. Es el escenario más drástico, y también el más incierto.
Golpes de precisión
Por debajo está la opción de los ataques limitados dentro de Venezuela. SerÃan golpes de precisión contra infraestructuras militares, depósitos de droga o instalaciones del Estado que Washington considera parte de la cadena del narcotráfico. Aquà no habrÃa invasión terrestre ni presencia prolongada, sino incursiones acotadas, puntuales y diseñadas para aumentar aun más la presión interna sobre el régimen.
El objetivo serÃa erosionar la cohesión del cÃrculo de Maduro, provocar deserciones y enviar un mensaje de vulnerabilidad sin cruzar la lÃnea de una guerra abierta. En esta variante también entran operaciones encubiertas de la CIA y misiones de fuerzas especiales para actuaciones especÃficas, según unos planes que ha publicado recientemente el diario ‘The New York Times’.
Seguir con las lanchas
La tercera vÃa, según esas fuentes, es la de la presión extrema sin ataques en tierra. Es la que Trump ha utilizado en estos primeros meses: hundimiento de lanchas, patrullas visibles de bombarderos, maniobras con aliados regionales y multiplicación de recompensas judiciales. Es una opción diseñada para intimidar, provocar tensión dentro de la estructura interna del chavismo y mantener una sensación de asedio permanente.
La Casa Blanca confÃa en que un despliegue de esta magnitud –15.000 militares, un portaviones operativo, cazas F-35 en Puerto Rico– pueda desencadenar fracturas, negociaciones discretas o incluso una salida pactada sin necesidad de usar la fuerza en territorio venezolano.
Desde el 2 de septiembre, ha habido 21 ataques contra lanchas sospechosas de narcotráfico en el Caribe y el PacÃfico oriental, con al menos 80 muertos. La frecuencia pasó de un ritmo semanal a una cadencia casi diaria a finales de octubre, en paralelo al despliegue naval estadounidense en la zona.
Negociar
La opción menos improbable es la salida negociada. Parte de una idea simple: facilitar el exilio de Maduro y su entorno a un paÃs dispuesto a recibirlos –se llegó a barajar TurquÃa, Rusia, Azerbaiyán o Cuba– como vÃa para evitar un conflicto mayor.
Fuentes del Consejo de Seguridad Nacional confirmaron a ABC que intermediarios de la dictadura ofrecieron negociar sobre un posible cambio en la cúpula, además de concesiones que estarÃan dispuestos a hacer en el Ejército venezolano. De momento, tanto Trump como su jefe diplomático se han negado a barajar una sustitución por actuales jerarcas del régimen, como los hermanos Jorge y Delcy RodrÃguez.
Los demócratas sà han insistido en que prefieren la negociación, y lo han hecho intentando aprobar resoluciones para prohibirle a Trump el uso de la fuerza. Prefieren hablar de desmontar el sistema represivo, estabilizar la economÃa con ayuda del FMI y el Banco Mundial, reorganizar la industria petrolera y apoyar un gobierno de transición. Es el camino más largo y complejo, pero también el que reducirÃa el coste militar para EE.UU.
Sin incluir a demócratas
Pero Trump es consciente, como lo son sus asesores, de que la Casa Blanca de Joe Biden ya negoció con Maduro y le ofreció todo tipo de concesiones, como la liberación de su testaferro o la reanudación de las licencias petrolÃferas, para al final ver como se perpetuaba en el poder con un fraude electoral, manteniendo la estructura de narcotráfico continental.
A diferencia de en su primer mandato, Trump ha unido a su gabinete en torno a esta campaña de presión, y ha decidido no contar con la oposición. De este modo, según una fuente conocedora de las deliberaciones, espera poder apuntarse él con los republicanos el tanto de haber acabado con la dictadura en Venezuela.
