Publicado: julio 26, 2025, 6:30 am
Este fin de semana Donald Trump viaja a Escocia donde se reunirá con la presidenta de la Comisión Europea e intentarán llegar a un acuerdo sobre los aranceles. No estaba previsto este encuentro propiciado por el fracaso de las negociaciones contra el reloj que han venido celebrando las delegaciones, se da por hecho que todavía sin éxito, y el tiempo apremia. Si no se llega a un entendimiento la amenaza norteamericana terminará el día primero de agosto. Se trata por lo tanto de una situación desesperada.
Es una esperanza para los exportadores españoles. El presidente, que tanto disfruta amenazando con los aranceles encontrará una justificación creíble para visitar Escocia. La noticia, anunciada esta misma tarde no estaba prevista inicialmente. Antes grandes medios la censuraban por ausentarse en un momento difícil que enfrenta en el interior del país. The New York Times titulaba en su primera página como una situación caótica. El recuerdo de los escándalos de los documentos sobre Jeffrey Epstein le persiguen.
La creencia de su implicación de haber sido su amigo durante 17 años y un asiduo cliente de sus negocios de prostitución con jóvenes menores de dieciocho años está deteriorando su imagen y poniéndole en contra al puritanismo de la sociedad norteamericana, entre la que están muchos de sus votantes. Un fin de semana en Escocia es evidente que le liberará unas horas de las críticas y del sonrojo que puede llegar a sentir cuando salga a la calle. Para un político que ha llegado al poder por su estilo populachero la situación que enfrenta es muy grave. Todas sus argucias para liberarse de acusaciones como las que enfrenta están siendo insuficientes. Un político que necesita ocultarse de sus electores, siempre tiene mal futuro.