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A río revuelto, ganancia de pescadores. Es el momento de las pymes familiares en México

Publicado: marzo 9, 2025, 6:00 pm

México está en medio de una tormenta comercial, pero las tormentas traen oportunidades para quienes saben navegar. Hoy, con la probabilidad de imposición de aranceles irracionales desde Estados Unidos, muchos ven crisis, pero yo veo un punto de inflexión, una oportunidad para despertar. El reciente acuerdo entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump, que suspende temporalmente los aranceles, nos da una ventana para un replanteamiento económico y reconstruir el tejido industrial y social.

Es el momento de que las pequeñas y medianas empresas familiares se consoliden como el pilar de la economía nacional y que el Humanismo Mexicano Estratégico se traduzca en acción.

Los aranceles impuestos por Estados Unidos afectan sectores clave de nuestra economía. Solo en 2023, el comercio bilateral México-EE.UU. superó los 850,000 millones de dólares (Departamento de Comercio de EE.UU.). No obstante, estas restricciones pueden dañar industrias estratégicas como la automotriz, que exporta el 80% de su producción al mercado estadounidense (INEGI).

Las experiencias de países que han enfrentado guerras comerciales similares nos ofrecen lecciones valiosas. Vietnam y Corea del Sur diversificaron sus mercados con acuerdos comerciales sólidos, reduciendo su dependencia de un solo país (Banco Mundial). Alemania y Japón fortalecieron su mercado interno con inversión en innovación y política industrial estratégica. México tiene la capacidad de hacer lo mismo.

El reciente acuerdo logrado por la presidenta Sheinbaum retrasa la aplicación de aranceles, pero no elimina la incertidumbre. Esta pausa no debe ser tiempo perdido, sino el momento para que el empresariado actúe con visión estratégica.

Empresarias y empresarios de México, pymes familiares: la oportunidad está en sus manos

La historia nos ha demostrado que las crisis no destruyen a quienes saben reinventarse. Hoy enfrentamos un reto, pero también tenemos en nuestras manos la mayor oportunidad de nuestra generación, hacer del mercado interno el motor de crecimiento del país.

Aquí tres pasos clave:

  1. Digitalización y comercio electrónico: La venta en línea no es una opción, es una necesidad. Países como Estonia y Finlandia impulsaron su economía digitalizando PYMES, logrando que el 98% de sus negocios tuvieran presencia online (OCDE). Si las grandes cadenas sufren por restricciones comerciales, las PYMES pueden ganar ventaja con la agilidad digital.
  2. Fortalecer la producción local y las redes de negocio nacionales: Si cada empresa familiar en México prioriza la compra a otros negocios nacionales, el dinero se queda en el país, generando riqueza interna. Este punto implica conciencia mexicana.
  3. Innovación en productos y servicios: Si la materia prima se encarece, hay que buscar alternativas nacionales o de otras latitudes que no hagan guerra comercial irracional. Si un canal de venta se cierra, hay que abrir otros incansablemente. Adaptabilidad es la clave.

Este es el momento de actuar. Quien espere que el gobierno resuelva todo, perderá la oportunidad de hacer historia.

El Humanismo Mexicano es un principio de transformación real, no retórica política.

El Humanismo Mexicano no puede quedarse en la teoría. Debe ser la brújula que nos guíe en la toma de decisiones económicas y sociales.

Desde una perspectiva humanista estratégica, el desarrollo no se mide solo en crecimiento económico, sino en bienestar palpable. No basta con mantener la estabilidad macroeconómica si las PYMES familiares—que generan más del 75% del empleo formal en el país—siguen sin acceso a financiamiento ni apoyo real y focalizado.

Si queremos que el Humanismo Mexicano trascienda la política y se convierta en cultura económica, tenemos que transformar la manera en que se hacen negocios en México. Un país donde el capital se distribuya de manera más equitativa, donde las cadenas productivas están alineadas con valores de justicia social y donde la empresa no es solo un vehículo de generación de riqueza para pocos, sino de dignidad y abundancia distributiva.

Estimada presidenta Sheinbaum: el humanismo mexicano debe convertirse en estrategia de gobierno.

México está en un momento definitorio. El acuerdo reciente es un paso positivo, pero no es suficiente. O tomamos el control de nuestra economía, o permitimos que las decisiones de otros países definan nuestro destino.

En su discurso ha hablado del Humanismo Mexicano, pero la verdadera prueba de este concepto no está en la retórica, sino en la acción. El humanismo no es una consigna, es una estrategia de desarrollo y consolidación soberana.

Para que esto sea una realidad, le propongo cuatro acciones urgentes:

  1. Fortalecer la soberanía económica nacional con una política industrial que impulse a las PYMES y empresas familiares como el núcleo de la economía.
  2. Asegurar la estabilidad jurídica y comercial para que México siga siendo un destino atractivo para la inversión.
  3. Impulsar un pacto empresarial-gubernamental que no sea asistencialista, sino productivo, con incentivos reales para la reindustrialización y la digitalización de las pequeñas y medianas empresas.
  4. Reinstaurar compras gubernamentales con una primera ronda de proveedores de productos y servicios nacionales y después lo internacional. Eso sería una verdadera nacionalización y no beneficiar productos con riesgo impositivo irracional.

Este acuerdo con Estados Unidos no debe ser visto como un respiro temporal, al contrario, es un punto de partida para la reconfiguración del modelo económico mexicano.

La historia la juzgará no por lo que dice, sino por lo que hace. El liderazgo humanista no es maternalismo o paternalismo; es dar herramientas para que la gente pueda construir su propio futuro.

El México que estamos construyendo

A lo largo de nuestra historia, México ha demostrado que es un país resiliente, innovador y con una capacidad inigualable para reinventarse. Hoy, el reto es claro, pero también lo es nuestra respuesta. Urge unirnos, innovar y fortalecer nuestra economía desde dentro. El desarrollo del mercado interno es una elección cociente y estratégica para las nuevas generaciones.

Si logramos cambiar la narrativa de dependencia a una de autonomía productiva, si dejamos de esperar soluciones externas y comenzamos a construirlas, México no solo saldrá adelante, sino que se convertirá en un referente global de resiliencia económica y diversificación internacional.

El Humanismo Mexicano Estratégico debe ser más que un discurso. Debe convertirse en la columna vertebral del desarrollo económico del país.

Hoy tenemos en nuestras manos la oportunidad de demostrar que lo hecho en México no solo es de calidad, sino que es la clave del futuro.

“Cuando dejamos de esperar que otros nos salven, empezamos a construir el México que sí es posible.”

Abrazo esperanzador en letras

* El autor es doctorante en Desarrollo Humano, Universidad Motolinía del Pedregal, México; Master en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana, México; Master ejecutivo en Liderazgo Positivo Estratégico, Instituto de empresa, España.

Correo electrónico: jaime.cervantes@desarrollistahumanocom | https://www.linkedin.com/in/jcervantesc | Instagram: @jaimecervantescovarrubias

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