Publicado: noviembre 25, 2025, 6:00 am
Nuestro cerebro cambia a lo largo de nuestra vida: no requiere las mismas necesidades cuando somos niños que cuando estamos en la última etapa de nuestra vida. No obstante, aún se desconocen con exactitud cómo y cuándo se modifica el ‘cableado cerebral’. Ahora, estudiando a casi 4.000 personas de todas las edades, desde la infancia a la vejez, neurocientíficos de la Universidad de Cambridge han identificado cuatro puntos de inflexión en nuestro cerebro. Los resultados acaban de publicarse en ‘ Nature Communications ‘. En concreto, los investigadores compararon los cerebros de 3.802 personas de entre cero y noventa años utilizando conjuntos de datos de exploraciones de difusión por resonancia magnética, mapeando las conexiones neuronales al rastrear cómo se mueven las moléculas de agua a través del tejido cerebral, teniendo en cuenta tanto la materia blanca del órgano (la parte interna) como la gris (la corteza externa). Así es como hallaron cinco fases: de 0 a 9 años; de 9 a 32; de 32 a 66; de 66 a 83; y a partir de los 83 hasta el final. «Sabemos que el cableado cerebral es crucial para nuestro desarrollo, pero carecemos de una visión global de cómo cambia a lo largo de nuestra vida y por qué», explica Alexa Mousley, becaria Gates Cambridge, quien dirigió la investigación. «Este estudio es el primero en identificar las principales fases del cableado cerebral a lo largo de la vida humana». Al principio de nuestras vidas y durante la niñez, nuestros cerebros presentan una ‘sobreproducción’ de sinapsis (los conectores entre neuronas), sentando las bases de lo que será nuestra red neuronal. de forma paralela, la materia gris y blanca crecen rápidamente en volumen, de modo que el espesor cortical –la distancia entre la materia gris externa y la materia blanca interna– alcanza un pico, y el plegamiento cortical -las crestas características de la parte externa del cerebro- se estabiliza. Eso ocurre, según el estudio, entre los 0 y los 9 años de edad de media, según han arrojado los análisis del estudio. Este primer ‘punto de inflexión cerebral’, señalan los autores, es un momento en el que este órgano «experimenta un cambio radical en su capacidad cognitiva». Además, en este momento, existe «un mayor riesgo de sufrir trastornos de salud mental». A partir de aquí y hasta principios de los 30 (también de promedio), se pasa a la fase de la adolescencia cerebral. En esta fase la materia blanca sigue creciendo, y las redes de comunicación del cerebro se refinen de forma más eficiente, lo que se relaciona con un mejor rendimiento cognitivo. Es decir, es la ‘época dorada’ del aprendizaje. «La eficiencia neuronal está, como se puede imaginar, bien conectada por caminos cortos, y la era de la adolescencia es la única en la que esta eficiencia está aumentando», señala Mousley. El desarrollo adolescente alcanza su pico a principios de los 30 años. En este momento, se registra el «punto de inflexión topológico más fuerte» de toda la vida, dicen los investigadores. «Alrededor de los 32 años, vemos los cambios más direccionales en el cableado y el cambio general más grande en la trayectoria, en comparación con todos los demás puntos de inflexión», indica la autora. Pero pensar en la adolescencia y la treintena parecen conceptos alejados, ya que la pubertad tiene un claro inicio, pero no así el comienzo claro de la madurez, al menos de forma científica. Sin embargo, según los resultados y basándose únicamente en la arquitectura neuronal de los cerebros estudiados, los autores señalan que los cambios comenzados en los 16 terminan alrededor de los 30. A partir de ahí, empieza la etapa más larga, la adulta. Durante esta época, que se extiende unas tres décadas, las estructuras del cerebro se estabilizan, sin mostrar grandes cambios. «Esto se corresponde con un estancamiento en la inteligencia y la personalidad, según otros estudios, según los investigadores», indican los autores. También descubrieron que las diferentes partes del cerebro lentamente se empiezan a compartimentar más; es decir, cada parte del cerebro se hace más ‘estanca’ y hay menos conexiones entre las diferentes zonas definidas. Al final de esta etapa, sobre los 66 años, hay un nuevo punto de inflexión, si bien más leve que el anterior. No está definido por ningún cambio estructural importante, si bien los investigadores sí hallaron modificaciones en el patrón de las redes cerebrales alrededor de esta edad. «Los datos sugieren que una reorganización gradual de las redes cerebrales que culmina a mediados de los sesenta», afirma Mousley. «Esto probablemente esté relacionado con el envejecimiento, con una mayor reducción de la conectividad a medida que la materia blanca comienza a degenerarse«. El último punto de inflexión se produce alrededor de los 83 años, y se inicia la última era de la estructura cerebral. Si bien los datos sobre esta etapa son limitados, la característica definitoria es un cambio de lo global a lo local, a medida que la conectividad cerebral total disminuye aún más, con una mayor dependencia de ciertas regiones. «En retrospectiva, muchos sentimos que nuestras vidas se han caracterizado por diferentes etapas. Resulta que el cerebro también pasa por ellas», añade Duncan Astle, profesor de Neuroinformática en Cambridge y otro de los autores del estudio. Muchas afecciones neurológicas, de salud mental y del desarrollo neurológico están relacionadas con la configuración cerebral. De hecho, las diferencias en la configuración cerebral predicen dificultades con la atención, el lenguaje, la memoria y una amplia gama de comportamientos. «Entender que el recorrido estructural del cerebro no es una cuestión de progresión constante, sino más bien uno de varios puntos de inflexión importantes, nos ayudará a identificar cuándo y cómo su cableado es vulnerable a las interrupciones», indican los autores.
