Publicado: enero 31, 2025, 12:10 am
El Gobierno de México tiene un nuevo enemigo público número uno, el último gran capo del narcotráfico que permanece en libertad: Nemesio Oseguera Cervantes , alias ‘ El Mencho ‘. Mandamás del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), es el último exponente de esa vieja guardia criminal que integraban Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán e Ismael ‘Mayo’ Zambada, ambos presos en Estados Unidos. Días atrás se supo que el agente Nicolás González Perrín, el mismo que en 2016 arrestó al Chapo, ya trabaja como asesor en la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Claudia Sheinbaum con el objetivo de dar caza al Mencho, por quien la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) ofrece una recompensa de 15 millones de dólares. González Perrín ya fue asesor del Gobierno de Enrique Peña Nieto, entre 2012 y 2018, y en los últimos años ha colaborado con agencias de seguridad de EE.UU. y de Canadá. Hace unas semanas corrió el rumor en diversos portales de noticias de que El Mencho había fallecido por supuestas complicaciones renales, lo que fue negado por la Fiscalía General de la República. La persecución del Mencho es casi una cuestión personal para el secretario de Seguridad , Omar García Harfuch, uno de los hombres más influyentes del actual Ejecutivo mexicano. En 2020, el CJNG trató de asesinarlo mientras iba con su escolta hacia su oficina en la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México, donde Sheinbaum era entonces jefa de Gobierno. El convoy de García Harfuch fue interceptado en las primeras horas de la mañana por un comando de sicarios del cártel, quienes abrieron fuego con fusiles de asalto. Ahora, cinco años después y ya con toda la fuerza policial bajo su mando, Harfuch tiene más poder para dar caza a su enemigo. El CJNG es una de las organizaciones criminales más antiguas de México y tiene su origen en los años 70, cuando se dedicaba al negocio de la marihuana. Una serie de reacomodos, arrestos y ajustes de cuentas dieron pie a su esquema actual, que se inició en el 2010. En 2018, las agencias de seguridad de EE.UU. ya estimaban que esta organización delictiva había alcanzado, en ocho años, los mismos niveles que el de Sinaloa. Además del tráfico de drogas, opera en México el negocio del robo de combustible para su venta clandestina, así como diversos formatos de estafas que tienen como víctimas a turistas. Opera en diversos países de Suramérica y Europa, y sus ingresos superan los 3.000 millones de dólares al año. El Mencho es originario de la región de Tierra Caliente, en el estado occidental de Michoacán. Según el Departamento del Tesoro de EE.UU., lleva en el narcotráfico desde los años 90. En 1994, la corte estadounidense del Distrito Norte de California lo condenó a tres años de prisión por conspiración para distribuir heroína. Tras su liberación, regresó a México, donde fue agente de policía en Cabo Corrientes y Tomatlán, en el estado de Jalisco. Pero abandonó el cuerpo para continuar con el tráfico de drogas y se unió al cártel del Milenio, la formación previa al de Jalisco Nueva Generación. A diferencia de otros capos, es una figura desconocida para el gran público, nunca ha estado en contacto con periodistas ni se han hecho series de televisión sobre su vida, de la cual se sabe poco o nada. El rumor recurrente en Jalisco es que vive escondido en el sur del estado, donde tiene una red de protección integrada por civiles y fuerzas policiales. En Guadalajara se cuentan historias, con mayor o menor verosimilitud, de que se ha presentado a cenar en restaurantes de su agrado en la zona rural de Jalisco. Al ocupar su mesa, sus hombres recorren las demás recolectando los celulares de la clientela para que nadie le pueda tomar una foto o avisar de que él está allí. A los comensales se les dice que los aparatos les serán devueltos cuando salgan del restaurante y que la cena es un regalo del «patrón». En diciembre, en un municipio de Michoacán , la alcaldesa agradeció públicamente al Mencho los regalos que su cártel había dado a los niños del lugar. Ahora está bajo investigación de las autoridades federales por complicidad con el crimen organizado. Más allá del frente interno, arrestar al Mencho y deportarlo a EE.UU., donde varios tribunales lo reclaman, sería un gesto hacia Donald Trump. El republicano suele amenazar a México con imponer aranceles a sus productos si no se presta a una mayor cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Hace tan solo unos días, Trump volvió a decir que los cárteles «gobiernan México».
