La vicepresidenta Díaz ha mordido en blando y no está dispuesta a soltar la presa. El ministro de Economía es uno de los elementos más capaces del Gobierno –tampoco tiene mucha competencia– y se ha convertido en su apoyo más sólido, pero su peso político es liviano. El lunes le llamó a capítulo. No será fácil que le doblegue, pero al menos demuestra cuál es el escalafón, o eso cree ella… Hay dos posturas enfrentadas y dos intereses contrapuestos. Díaz necesita erguirse y sacar la cabeza de las encuestas que la pintan en los suelos electorales. Su eslogan de ‘trabajar menos para ser más felices'(sic) tiene un atractivo irresistible. Habrá algún raro a quien no le importe trabajar, pero todos,… Ver Más