Publicado: mayo 21, 2017, 3:08 pm
El clima de protesta, la conflictividad política generalizada y la incapacidad del gobierno para enfrentar el peligroso coctel de problemas económicos y sociales que enfrenta la población, generan consecuencias financieras indeseables para la administración del presidente Nicolás Maduro, especialmente con uno de sus socios preferentes, China.
De acuerdo con informaciones obtenidas por GERENTE.com, varios miembros del gabinete ejecutivo están tratando de evitar una revisión de los acuerdos financieros por parte del gobierno chino, que supondría una reducción muy sensible de los apoyos financieros y las inversiones que el régimen asiático realiza en el país.
Varias bancas de inversión y consultoras financieras, nacionales e internacionales, sostienen que la deuda venezolana con el Estado chino supera los USD 150.000 millones, pero no existe un cálculo real sobre estos pasivos, debido a la proverbial política de cero transparencia del Ejecutivo Nacional.
Otra cosa que indican las fuentes consultadas es que funcionarios del gobierno chino han manifestado temores sobre el cumplimiento de los acuerdos, en el caso de que se produzca un cambio político en Venezuela, por lo que existen contactos exploratorios e informales -no regulares, por ahora- de la diplomacia del gigante asiático con representantes de la Mesa de la Unidad Democrática que, aparentemente, han ofrecido una revisión justa de los acuerdos, si ese sector toma la administración del Estado.
El mejor escenario de ingreso de divisas petroleras para el Ejecutivo alcanza USD 32.000 millones para este ejercicio, lo que supone un déficit mínimo de 15 % del PIB, una situación, sin duda, mejor que la registrada en 2016, pero muy lejos de las expectativas que se generaron a raíz del acuerdo de congelación de producción de la Opep.
De acuerdo con Torino Capital, el gobierno se ha visto obligado a reducir de manera sistemática el gasto público y se espera que las importaciones sigan en bajada durante este año, lo que augura un cuadro muy complejo para las próximas semanas, especialmente si la conflictividad política no amaina.
Los chinos desconfían y el otro gran socio, Rusia, mantiene un respaldo institucional al gobierno de Nicolás Maduro, pero también ha enviado señales de que no desea aumentar su exposición al riesgo venezolano. Los proveedores rusos se han sumado a la larga lista de vendedores que no da crédito al Ejecutivo Nacional, y exigen pago inmediato de los cargamentos.