Sonia Díaz Rois, experta en gestión de la ira: "No nos enfadamos por lo que pasa fuera, sino por lo que se mueve dentro" - Venezuela
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Sonia Díaz Rois, experta en gestión de la ira: «No nos enfadamos por lo que pasa fuera, sino por lo que se mueve dentro»

Publicado: diciembre 6, 2025, 2:00 am

¿Por qué hay días en los que algo pequeño —una interrupción, un comentario, un retraso de cinco minutos— provoca una reacción desproporcionada? Efectivamente, en numerosas ocasiones nos puede suceder a cualquiera, que nos enfadamos de golpe y sin tener claro por qué… aunque tiene una explicación que no procede del entorno, sino de nuestro interior.

En este sentido, el del enfado repentino y sin motivo aparente, la coach especializada en gestión de la ira Sonia Díaz Rois (autora del libro ‘Y si me enfado, ¿qué?’) tiene claro que la respuesta «procede de algo que la persona en cuestión no ve de sí misma. Cuando alguien dice ‘ni yo entiendo por qué me he puesto así’, en realidad está describiendo muy bien lo que ocurre», señala Díaz Rois. «No nos enfada tanto lo que pasa fuera… sino lo que se mueve dentro, en zonas que solemos tener bastante olvidadas»

«No nos enfada lo que pasa, sino lo que se nos activa por dentro»

Para empezar a explicar qué es lo que nos pasa cuando nos enfadamos, Rois habla de la ‘zona ciega’, y la ‘zona oculta’. Para describir la primera, pone algunos ejemplos cotidianos: «Decir ‘estoy bien, de verdad’ mientras tu ceja se ha puesto en modo antena parabólica y tu voz está dos tonos más arriba; o ese momento en el trabajo en el que te preguntan algo por tercera vez y respondes con un ‘¿te lo explico otra vez?’, que suena mucho más borde de lo que pretendías… Tú lo has dicho así porque sientes cansancio, pero la otra persona percibe irritación».

Lo más curioso es que «estas señales no las notamos, pero sí influyen en cómo reaccionamos. Esto es a lo que se llama la zona ciega, que son comportamientos que otros ven clarísimos, pero que desde dentro pasan desapercibidos«. La otra pieza clave en el enfado es la zona oculta, «que guarda esas emociones o necesidades que no mostramos por miedo a molestar, a parecer exagerados o susceptibles. Pero están ahí. Y esa emoción guardada —cansancio, frustración, necesidad no atendida— no desaparece, solo se acumula».

En este caso, la experta señala que «como no la reconocemos y no la nombramos, acaba saliendo como puede. Normalmente, en forma de enfado». Un ejemplo: «Alguien llega tarde, tú dices que no pasa nada, sonríes, y pones buena cara. Pero por dentro piensas: ‘Otra vez. Siempre acabo esperando yo’. Y de repente, explotas por una tontería que no tiene nada que ver. Muchas veces no nos enfada lo que pasa, sino lo que nos activa por dentro sin que nos demos cuenta».

«El problema no es enfadarse, sino entender de dónde viene ese enfado»

Para la coach, «el problema no es enfadarse. La clave está en entender de dónde viene ese enfado. Gestionarlo no consiste en tragártelo ni en soltar lo primero que te sale. Consiste en conocerte mejor, reducir tu zona ciega, hacer espacio para lo que has ocultado. ¡Ahí es donde de verdad baja la intensidad!».

Sonia explica que gestionar el enfado no consiste en calmarse rápido o contar hasta diez, sino en reducir estas dos zonas ciega y oculta: «Cuanto mejor te conozcas, más fácil es entender qué te activa. Cuantas menos emociones guardes en silencio, más fácil es expresarte con claridad sin explotar ni tragarte lo que sientes. Y cuanto más amplia sea tu zona abierta (lo que tú ves y los demás también), más coherentes serán tus relaciones».

En semejante contexto, la experta recomienda «observar tus reacciones sin juzgarte, además de preguntarte qué te molestó o qué necesitabas antes de explotar —y si no te da tiempo antes, intenta comprenderte después—. Hablar con personas de confianza para descubrir lo que tú no detectas también es efectivo, y aprender a decir lo importante antes de que se acumule».

«Hay que escuchar el enfado antes de intentar calmarlo»

La experta en gestión de la ira afirma que «el enfado no es un enemigo: es una señal; una emoción que habla alto cuando no la escuchas a tiempo». Por eso, lejos del típico consejo ‘respira y cuenta hasta diez, Sonia sugiere una alternativa mucho más realista y eficaz: «escuchar al enfado antes de intentar calmarlo»

Y es que, «si el enfado pudiera hablar, diría: no quiero que me calmes, quiero que me escuches y me entiendas. Cuando lo escuchas, ya no necesita gritar». Así pues, la experta propone un enfoque completamente diferente al que podríamos tener, el de la calma convencional, y concluye que, en cualquier caso, «no se trata de estar siempre en calma. Se trata de saber qué hacer cuando no lo estás».

Related Articles