Publicado: diciembre 4, 2025, 10:00 pm
Los Juegos Olímpicos y Mundiales de futbol de la FIFA están marcados en rojo en la agenda global no sólo en renglones deportivos, sino también políticos.
Al ser eventos con decenas de países participantes y que generan movimiento en millones de personas, medios de comunicación y dólares, por naturaleza arrastran consigo temas geográficos, políticos y sociales que sacuden al planeta en ese momento.
Ese será el caso del Mundial 2026, que se disputará entre Estados Unidos, México y Canadá el próximo verano. Sin embargo, en 2025 hay un adelanto del desafío geopolítico que representa este evento a través del sorteo de grupos.
Dicha ceremonia, que se ha vuelto una tradición cada seis meses antes de un Mundial, se celebrará en Washington, capital de Estados Unidos, este viernes 5 de diciembre.
Además de personalidades como Shaquille O’Neal y Tom Brady, el sorteo pondrá uno de sus principales reflectores en el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Peso estadounidense
Estados Unidos tiene un peso histórico en la agenda global, aunque no siempre con los mismos matices. La administración actual de Trump —que inició en enero de 2025— ha erosionado relaciones por su rigidez, especialmente en temas de migración, economía y violencia.
“La relación de Estados Unidos con el mundo ha vuelto a ser como fue en algún momento de la historia, a mediados del siglo pasado: una potencia mucho más enfocada en el poder duro que en el suave”, expone a El Economista, Enrique Gilabert, internacionalista de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Hubo una época en la que Estados Unidos apostó más por la influencia cultural, diplomacia y negociación, obviamente conservando su poderío militar, pero más bien por las buenas, y todo mundo quería estar bien con ellos (…) Ahora ha optado por tener una política mucho más del garrote, de hacer las cosas como dicen ellos o habrá consecuencias. Es muy notorio con países que no van alineados con la manera de ver el mundo de Estados Unidos y particularmente de esa ala conservadora que hoy lo gobierna”.
Uno de los puntos con mayor eco previo al sorteo mundialista es la migración. En la actualidad, Estados Unidos tiene detenidas solicitudes de inmigración de 19 países, de los cuales 12 ya estaban en la lista de prohibición de visas: Afganistán, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Myanmar, Somalia, Sudán y Yemen. Se añadieron a Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.
Haití e Irán están calificados al Mundial y, por tanto, sus delegaciones fueron invitadas al sorteo. La federación iraní (FFIRI) anunció días antes que no acudiría por negación de visas a sus integrantes; al final, señaló que asistirán el entrenador (Amir Ghalenoei) y máximo dos personas más.
Estados Unidos especificó hace meses que sus reglas migratorias tienen excepciones para atletas, entrenadores y familiares durante eventos deportivos, recordando que, además del Mundial, el país organizará los Juegos Olímpicos 2028 en Los Ángeles.
Pero el panorama no está claro para aficionados de esos países que tengan intención de ir a alguno de los 78 partidos del Mundial que se celebrarán en Estados Unidos (13 más serán en México y otros 13 en Canadá).
Entorno golpeado
Prácticamente es imposible hablar de una época en la que el planeta no haya estado en conflicto, pero rumbo al Mundial 2026 hay dos claros eventos bélicos que han permeado en las relaciones internacionales: Israel-Palestina y Rusia-Ucrania.
A otras escalas resaltan narrativas de represión de Estados Unidos hacia Venezuela, Honduras y, en el caso de México, los aranceles y presuntas invasiones para combatir al crimen organizado.
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Donald Trump ha aprovechado ese contexto para resaltar su imagen: “Por su manera de ver al mundo y gobernar, tiene muy marcada la idea de un nosotros y los otros. Los otros son los de otra religión, color de piel, idioma y eso hace que genere enemigos en el imaginario para tener cohesión al interior y ponerse como el gran salvador, pensando en que para Trump lo más importante es sentirse reconocido. Siempre ha sido así. Para él era muy importante, por ejemplo, que se le reconociera como el catalizador para que la guerra en Gaza se acabara. Hoy, con Venezuela y (Nicolás) Maduro, ha tomado esa misma postura”, opina el especialista.
Bajo ese paisaje sociopolítico en la administración de Trump, Estados Unidos acoge el sorteo más grande en la historia de los Mundiales de la FIFA con 42 selecciones ya calificadas y 22 que siguen en la pelea hasta los repechajes de marzo.
“Hace un par de semanas, (Trump) recibió a Cristiano Ronaldo en la Casa Blanca y ha tenido una relación muy cercana con el presidente de la FIFA (Gianni Infantino). Es muy claro que le encanta el reflector y sospecho que el sorteo va a ser mitad del Mundial y mitad campaña de Trump. Va a aprovechar este escenario con tanta presencia en otros países para volver a codearse con este tipo de personalidades”.
Infantino también es reconocido a nivel global por su capacidad de relaciones públicas. La FIFA ya pasó por dos duros exámenes de ese tipo en los últimos dos Mundiales: Rusia 2018 y Qatar 2022.
Otra prueba llegará el próximo verano, aunque con un adelanto en el sorteo de este viernes dentro de la misma ciudad en la que se ubica la Casa Blanca.
El país dirigido por Donald Trump continuará bajo escrutinio por sus contradicciones, sobre todo, en materia de migración. Ya que mientras FIFA promueve el eslogan de “unidad”, Estados Unidos amenaza con continuar con redadas para atrapar migrantes antes y durante el Mundial.
“No puedes tener unidad si promueves la discriminación, represión y si intentas silenciar a cualquiera que no esté de acuerdo contigo. No creo que podamos llamar a esto un momento de unidad si están haciendo lo contrario de lo que significa unidad”, reflexionó Daniel Noroña, director de Incidencia para las Américas de Amnistía Internacional USA, en entrevista con el medio árabe Al Jazeera.


