Publicado: noviembre 30, 2025, 11:30 pm
Era el penúltimo domingo de noviembre por la tarde y en la misión estadounidense de Ginebra el ambiente estaba ya muy cargado. La delegación ucraniana llegaba exhausta después de dos largos días de presiones del secretario del Ejército de los Estados Unidos , Dan Driscoll, un amigo íntimo de J. D. Vance desde sus años en Yale. Este había venido repitiendo con dureza el mismo mensaje: aceptar antes de Acción de Gracias el plan de 28 puntos para la paz de la Casa Blanca –renunciar a la provincia del Dombás , un límite al tamaño de las fuerzas armadas ucranianas y veto total de entrada a la OTAN– o arriesgarse a la ira de Donald Trump y quedar a su… Ver Más
