Publicado: noviembre 30, 2025, 7:30 pm
Julio Camba contaba, con su retranca habitual, que un dÃa asistió a una juerga flamenca («una juerga andaluza es una cosa muy seria») acompañado de un amigo extranjero. Entre el tumulto propio de la jarana, habÃa un tipo sentado en un rincón aparte, con aire grave, inmóvil, silencioso, casi ausente. Apenas se mojaba los labios en su copa. Observaba. Escuchaba. Y, de vez en cuando, cuando la cosa se ponÃa intensa o se iniciaba una discusión, soltaba alguna sentencia breve, entre reflexiva y crÃptica. Nadie la discutÃa. Todos asentÃan. Y la fiesta seguÃa. «Es el pensaor», le explicó Camba a su confundido amigo foráneo. «Verá usted, es un pensador de alquiler. Algo asà como un filósofo para bodas, bautizos y… Ver Más
