Publicado: noviembre 26, 2025, 4:30 pm

En un intento desesperado por buscar apoyo en medio del colapso de la industria, la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, encabezó este miércoles un acto de adoctrinamiento en la Universidad Venezolana de Hidrocarburos. Allí, encomendó a los estudiantes la titánica tarea de defender una «política energética» que ha llevado a PDVSA a la ruina, mientras aprovechaba el micrófono para lanzar su veneno habitual contra la Premio Nobel de la Paz María Corina Machado.
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Rodríguez desempolvó el viejo cassette de la conspiración para asegurar, sin presentar una sola prueba, que el «extremismo opositor» de Machado ya tiene «negociada la entrega del petróleo y el gas» a intereses extranjeros. Una acusación irónica viniendo de la cúpula que hipotecó el país a China y Rusia, y que vio cómo se esfumaron miles de millones de dólares en tramas de corrupción rojitas.
«Tienen que conocer la historia bien para saber que ustedes van a ser los guardianes y las guardianas del futuro de nuestra política petrolera», les dijo Rodríguez a los jóvenes, intentando convertirlos en la nueva línea de defensa ideológica del chavismo.
Con el miedo a flor de piel por el despliegue del Comando Sur en el Caribe, la funcionaria chavista recurrió a la retórica de trinchera. «A nosotros en este afán de defender nuestros recursos (…) no nos van a derrotar», vociferó, asegurando que el pueblo es «indestructible» y que «llegó la hora de derrotarlos a ellos definitivamente».
El momento cumbre del descaro llegó cuando Delcy intentó explicar la diferencia entre el «entreguismo» (del que acusa a la oposición) y sus negocios con el «imperio». Rodríguez defendió la presencia de la estadounidense Chevron en el país, alegando que «tiene más de 100 años en Venezuela» y que eso es «cooperación».
«La manera es que ellos paguen conforme a los convenimientos comerciales (…) No el entreguismo», enfatizó. Básicamente, para el régimen, hacer negocios con petroleras norteamericanas es «soberanía» si los dólares entran a la caja chica de Miraflores, pero es «traición» si lo plantea cualquier otro actor político.
Mientras los barcos de guerra de EEUU navegan cerca y las aerolíneas huyen del país, Delcy prefiere arengar a estudiantes para que defiendan un modelo fracasado, vendiéndoles la idea de que «el camino no es enviar barcos», sino seguir bajo la tutela de quienes destruyeron la gallina de los huevos de oro.
