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Dos militares, en estado crítico tras ser tiroteados cerca de la Casa Blanca

Publicado: noviembre 26, 2025, 4:00 pm

Al menos dos miembros de la Guardia Nacional están en estado crítico tras haber sido tiroteados este miércoles por la tarde a pocos metros de la Casa Blanca. El ataque tuvo lugar en la intersección de 17th con I Street NW, una zona de tránsito constante entre oficinas federales, hoteles y accesos al perímetro presidencial. La Policía Metropolitana confirmó que la escena quedó bajo control y que un sospechoso estaba ya bajo custodia. El tiroteo ocurrió en la parada de metro de Farragut West. Donald Trump se encontraba en Florida, en su residencia de Mar-a-Lago, cuando fue informado del ataque. Desde allí difundió un mensaje en el que condenó los hechos y mostró su apoyo a las fuerzas de seguridad. «El animal que disparó contra los dos guardias nacionales —ambos en estado crítico y en hospitales distintos— también está gravemente herido, pero, en cualquier caso, pagará un precio muy alto. Dios bendiga a nuestra Gran Guardia Nacional y a todo nuestro Ejército y a las Fuerzas del Orden. Son gente verdaderamente grande. Yo, como presidente de Estados Unidos, y todos los asociados a la Oficina de la Presidencia, estamos con vosotros», afirmó. En Washington la posesión de armas de fuego es legal, pero requiere registro obligatorio en el Distrito de Columbia. Los fusiles de asalto y determinadas armas semiautomáticas están prohibidos. Basta cruzar el puente hacia Virginia para entrar en uno de los estados más permisivos del país, a apenas unos minutos en coche del lugar del tiroteo. Varias manzanas de la calle 17 fueron acordonadas de inmediato. Decenas de vehículos de emergencia ocuparon la zona, mientras agentes locales y federales se concentraban frente al hotel Club Quarters, uno de los accesos habituales al área administrativa del noroeste de Washington. Testigos consultados por ABC dijeron haber escuchado dos disparos iniciales y, enseguida, una ráfaga corta. La Casa Blanca confirmó que estaba siguiendo la situación «desde el primer momento», según la portavoz Karoline Leavitt. El ataque llega en un momento de presencia militar excepcional en la capital. Desde agosto, tras declarar una emergencia por la escalada de delitos violentos, la Administración Trump mantiene desplegados a más de 2.300 miembros de la Guardia Nacional en Washington, provenientes de ocho estados y del propio distrito. Patrullan la ciudad bajo mando del secretario del Ejército y han sido designados como ayudantes especiales del Servicio de Alguaciles, integrados en un dispositivo con agentes del FBI, la DEA y otras agencias federales. Este despliegue enfrenta a la Casa Blanca con el gobierno local. La alcaldesa y el fiscal general mantienen un pulso judicial por el control de la seguridad. La semana pasada, una jueza federal dictaminó que el presidente no puede utilizar unilateralmente a la Guardia Nacional para funciones de control del crimen sin el consentimiento del gobierno del distrito. Su orden —que bloquearía el despliegue— quedó en suspenso durante tres semanas para permitir un recurso y estaba prevista para entrar en vigor el 11 de diciembre. Tras el tiroteo, la Casa Blanca activó la alerta roja, reservada para amenazas potenciales contra la vida. Más tarde fue rebajada a naranja, un nivel de «riesgo alto» que no implica un peligro inminente, pero mantiene al Servicio Secreto en posición para evacuar si fuera necesario. Ni Trump ni sus principales asesores estaban hoy en el complejo presidencial por el descanso del Día de Acción de Gracias. La investigación sigue abierta y no se ha revelado el motivo del ataque. Washington continúa así bajo una tensión que no se veía desde hace años, marcada por un despliegue inédito y por un debate abierto sobre los límites del poder federal en la seguridad local.

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