Publicado: noviembre 26, 2025, 5:30 am
Ayer tuvo lugar el dÃa internacional de la eliminación de la violencia de género, una de las mayores lacras de nuestra sociedad. Una violencia ejercida de hombres contra mujeres por el simple hecho de serlo. Un problema real, sustentado en cifras, y con mujeres fallecidas detrás de cada cifra, 1.334 en España desde que se tienen datos y 39 vÃctimas mortales solo este año.
Una violencia que engloba otras violencias, la violencia económica, la social, la sexual, la psicológica, la digital y la verbal. Y algo que no ocurre de puertas para dentro, sino que se perpetúa a plena luz del dÃa en nuestra vida polÃtica. Por ejemplo, en los insultos impúdicos de un concejal del PP en Manzanares el Real contra una compañera, en un pleno, llamándola ridÃcula. O en las palabras de la diputada de Vox Carla Toscano diciendo que el único mérito de Irene Montero es haber estudiado «en profundidad» a Pablo Iglesias. O cuando el diputado de Vox José MarÃa Sánchez llamó bruja a la diputada Laura Berja.
Lindezas como fea o cachorrita se han escuchado también en el Parlamento, por no hablar de esa obsesión constante por las rodilleras en las redes sociales. En el Parlamento valenciano también se escucharon los adjetivos animalescos del diputado del PP Ramón González de Zárate , cuando calificó como «ratonera de Valencia» a Pilar Bernabé o como «caniche de GandÃa» a Diana Morant.
Una tendencia global que cruza fronteras y encuentra un férreo aliado en Donald Trump, que también se ha sumado estos dÃas a la moda animalesca. Quizá los omnipresentes zorra y perra le parecÃan demasiado manidos, y ha querido ser más original dedicando un «cállate, cerdita» a una periodista que le hizo una incómoda pregunta. Esto también es violencia, y seguirá habiendo cerditas mientras haya cerdos.
La explicación a este insulto por parte de la Casa Blanca fue que insultarla asà es ser honesto y franco. No solo se permite sino que se justifica. Un año más seguirá existiendo el 25 de noviembre porque mientras haya cerdos, seguirán existiendo cerditas. Lo que no se nombra no existe.
