Publicado: noviembre 25, 2025, 12:30 am
El USS Gerald R. Ford, el portaviones más grande del mundo, forma parte del despliegue militar ordenado por Donald Trump en las costas del mar Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico. En esa línea, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha designado al Cártel de los Soles como grupo terrorista extranjero. Washington vincula a esta organización con la cúpula del Ejército y el Gobierno de Venezuela. La presión de la Casa Blanca sobre el Ejecutivo de Nicolás Maduro aumenta.
El USS Gerald R. Ford tiene capacidad para 4.500 tripulantes y 70 aviones. La Marina de EEUU lo considera la «plataforma de combate más capaz, versátil y letal del mundo». Este buque de propulsión es nuclear mide más de 335 metros de largo y funciona con energía nuclear.
Además de radares avanzados y reactores nucleares, una de las tecnologías más llamativas y avanzadas de este portaviones es que cuenta con un sistema pionero de catapulta de aviones para el despegue electromagnético. Son el EMALS (Electromagnetic Aircraft Launch System).
En lugar de las habituales catapultas de vapor, el USS Gerald R. Ford emplea este sistema que va alimentado por la electricidad generada por los dos reactores nucleares del buque. Las ventajas del EMALS frente a las tradicionales catapultas son muchas, desde su menor tamaño a la facilidad de instalación, pasando por el menor mantenimiento. Pero lo mejor es que permite lanzar un avión cada 45 segundos, un 25% más rápido que las catapultas de vapor.
Lanzar más aviones y mejor
El EMALS utiliza tecnología electromagnética para lanzar aeronaves desde la cubierta de portaaviones navales, resume General Atomics, su fabricante. La compañía asegura que este sistema de despegue ofrece importantes ventajas respecto a los sistemas de lanzamiento actuales: mayor capacidad operativa de lanzamiento, arquitectura flexible que se adapta a diferentes plataformas, capacidad para lanzar aeronaves de distintos pesos, reducción de los costes de tripulación y del ciclo de vida, de la firma térmica y del peso en cubierta.
La principal ventaja del EMALS es que acelera las aeronaves con mayor suavidad, reduciendo la tensión en sus fuselajes. En comparación con las catapultas de vapor, pesa menos y puede lanzar aeronaves tanto pesadas como ligeras. Además, reduce la necesidad de agua dulce del portaaviones, lo que reduce la demanda de desalinización, que consume mucha energía.
Todo son ventajas. El EMALS mejora la velocidad de despegue, al tiempo que reduce en un tercio el desgaste de la aeronave, los costos de mantenimiento y soporte y el personal necesario para operar. También permite espacios de trabajo y de vida más tranquilos para los marineros. «Mientras el EMALS esté en buen estado, siempre estará listo para el próximo despegue desde cualquier lanzador», explica Anthony Della Jacono, contramaestre del equipo de lanzamiento y recuperación de aeronaves del ‘Ford’, según cita Defensa.com.
Y el AAG para aterrizar
El inmenso portaviones estadounidense también cuenta también con el equipo de detención avanzado AAG (Advanced Arresting Gear). Es el sistema encargado de frenar los aviones cuando aterrizan en la cubierta, empleando una serie de cables de acero asociados a un sistema de absorción de empuje hidráulico. Para ello las aeronaves despliegan al aterrizar un gancho con el que atrapan esos cables que trasladan la fuerza del avión a un sistema hidráulico que se encarga de frenarlo.
EMALS y AAG permiten lanzar y recuperar más aviones de manera más eficiente»
Según General Atomics, el sistema AAG ofrece importantes ventajas respecto a los sistemas de recuperación actuales: mayor disponibilidad y márgenes de seguridad, capacidad operativa para recuperar el ala proyectada, reducción de la dotación y el mantenimiento, y autodiagnóstico y alertas de mantenimiento.
Las ventajas de combinar EMALS y AAG
Los mandos del USS Gerald R. Ford destacan la eficiencia de sumar ambos sistemas. Según el capitán Paul Lanzilotta, comandante del portaviones, «los nuevos EMALS y AAG garantizan la confiabilidad y la disponibilidad y permiten lanzar y recuperar más aviones, y de una manera más eficiente».
EMALS y AAG afectan la dirección de las aeronaves en la cubierta del portaaviones, ya que los ciclos más rápidos conducen a un manejo logístico en esa superficie más eficiente, asegura el comandante Mike Simpson, oficial aéreo del buque. «La cubierta de vuelo mejorada del ‘Ford’ ofrece mayor letalidad, capacidad de supervivencia e interoperabilidad conjunta, al tiempo que reduce los costos de operación y mantenimiento», resume.
El personal de la cubierta de vuelo está capacitado para lanzar y recuperar aviones cada 60-70 segundos, detalla el oficial aéreo del portaviones. La duración del ciclo depende de cuánto tiempo el personal trabaja en la cubierta y de cuánto hay para repostar combustible y rearmar la aeronave. Los ciclos varían en duración de 45 minutos a 2 horas.
